El Excelentísimo Señor don Juan Mellado Zafra, general de brigada de infantería, nació en Cehegín el día 21 de junio de 1.842 a las 11’00 de la mañana, al que pusieron por nombre Juan Jesús. Ese día en Cehegín lucía una mañana clara y hermosa; golondrinas y gorriones recién venidos de su invierno africano, revoloteaban a ras del suelo de la placeta buscando alguna miga de pan o algún bicho que echarse al pico. La buena nueva en aquella confluencia de callejuelas no se hizo esperar: «¡Antonia ha tenido un niño; dicen que es hermoso y vivaracho!»-gritaban contentas las vecinas desde la casa de Las Columnas hasta el Arco de la Plaza. ¡Oh casualidad! El mismo día que empezaba el brillante verano venía al mundo, en la llamada calle de Las Columnas, el que iba a ser uno de los soldados mas valerosos, bravos y honrados que iba a dar el ejército español en posteriores años de asonadas y disputas a finales del siglo XIX.
Era hijo de José Vicente Mellado Giménez, nacido en Bullas aunque de origen muleño, establecido como barbero en Cehegín, que por aquellas fechas era la villa nodriza que ejercía su protectorado sobre Bullas. Antonia Josefa Zafra López, fue la mujer que le trajo al mundo; nacida en Cehegín y tristemente fallecida el día 26 de septiembre de 1.854 a los 45 años de edad.
Tenía tres hermanos: José María, el mayor, nacido en 1.831 que llegó a ser secretario del Juzgado de Cehegín, casado con Mª Lucía Lorencio Béjar. Estos son los antepasados directos de Salvador Fernández Abril «El Bos» y Esteban Arévalo Álvarez, hijo de Lorenzo Arévalo Mellado. Después vino Francisco, nacido en 1.834 pero del que no hay rastro de su posterior devenir, por lo que intuyo que debió marcharse de Cehegín para siempre en busca de nuevos horizontes. Tras Juan, nuestro protagonista, llegó el benjamín, Alfonso, que nació en 1.845 y murió soltero a los 45 años en la calle de Las Columnas, la calle de los Mellado de toda la vida. Mi bisabuelo Andrés Peñalver Fernández y Blas Durán Pérez-Chirinos, fueron testigos de su muerte.
El general Mellado, se casó en primeras nupcias con la jerezana doña Josefa Cerezo Díaz el día 26 de enero de 1.877 en Jerez de la Frontera (Cádiz), la cual falleció a los 44 años de edad en Murcia el día 7 de julio de 1.896 a consecuencia de un cáncer. No tuvieron hijos. Su cadáver fue trasladado a Cehegín para ser enterrado en el cementerio de Cuesta del Olivar por orden del gobernador de la provincia. El día 2 de octubre de 1.897 se volvió a casar con doña Mª del Carmen Luisa García Sánchez, que tampoco le dio hijos; fallecida el día 27 de enero de 1.912 en calle López Chicheri de Cehegín a los 58 años de edad, a consecuencia de apoplejía cerebral.
Juan Mellado Zafra fue un brillantísimo militar que llegó a lo más alto y lo hizo por la vía del escalafón. Eran tiempos convulsos, tiempos de guerritas menores, de insurrecciones, de enfrentamientos en las ciudades, de rivalidades monárquicas, choques ideológicos, desigualdades sociales y regionalismos. Era, en efecto, una guerra civil. El ejército de infantería tenía que estar siempre presto para sofocar aquellos conatos de rivalidad civil que se producían en toda España y lo hacían luchando cuerpo a cuerpo, a golpe de bayoneta. Hoy aquí y mañana allí. Andalucía, Castilla la Vieja, Baleares, Melilla, Madrid, Vascongadas, Cataluña y finalmente Murcia y Lorca, fueron testigos de su ortodoxia militar.
Destaquemos algunos de los pasajes más importantes de la trayectoria del general Mellado en el ejército: inició su singladura militar como soldado raso en el año 1.860, en el 2º batallón del regimiento Gerona 22 de infantería de guarnición en Tarragona; solo tenía 18 años. En 1.867, a la edad de 25 años, sirvió en el regimiento Constitución 29 con el grado de sargento 2º, interviniendo en febrero de 1.868 en el ataque a la insurrecta ciudad de Béjar, donde fue gravemente herido de bala de fusil, quedando prisionero durante un tiempo en dicha ciudad hasta que le permitieron reincorporarse a su puesto. También en este año, participó en ‘Los Sucesos de Cádiz’ con capitulación final de dicha plaza que había manifestado su insumisión al gobierno de Madrid; al poco fue nombrado alférez de infantería en reconocimiento a sus servicios en el regimiento. El 29 de enero de 1.871 prestó juramento de fidelidad al rey Amadeo I de Saboya por su advenimiento al trono de España; el monarca italiano era el candidato favorito del general Prim para sustituir a la depuesta Isabel II.
En 1.872 se le concede el ascenso a teniente en reconocimiento por sus actos heroicos. El 19 de enero de 1.873, su batallón entró a formar parte de la 1ª división del ejército del Norte destacado en Vitoria, participando, entre otros, en el ataque y toma de Alquiza y en la acción de Iturriotz, por la que fue agraciado con la Cruz Roja al mérito militar de 1ª clase. El primero de febrero de 1.874 participó en el ataque y toma de Laguardia, lo que le valió el ascenso a capitán de infantería. Tras la segunda toma de Laguardia, el 8 de octubre, fue ascendido a comandante de infantería por su gran comportamiento en combate con derecho al uso de la medalla concedida al ejército libertador de Bilbao.
El 7 de enero de 1.875 participó en las acciones que tuvieron lugar sobre Astigarraga, Zarauz y Orio, lo que le valió nuevamente la Cruz Roja del Mérito Militar de 1ª clase. En la contienda de Santander, tras soportar las continuas escaramuzas y el constante fuego de la artillería carlista en la línea de Orio, fue recompensado con el ascenso a teniente coronel de infantería por sus acciones heroicas. Vuelve a concedérsele la Cruz Roja de 2ª clase al mérito militar tras ser mencionado de forma singular por sus acciones en combate. Ese mismo año recibe una mención honorífica por su valiente participación en la acción de Urcabe.
En 1.876, destinado en el regimiento Pavía nº 9 con guarnición en Sevilla, solicita una pequeña excedencia para asuntos propios en Jerez de la Frontera, que no era sino para contraer matrimonio con la que habría de ser su primera esposa doña Josefa Cerezo Díaz, a la que conoció cuando estuvo destacado en dicha ciudad gaditana. Contaba el teniente coronel Mellado en ese momento con tan solo 34 años de edad. Una vez cumplido su trámite, regresó a su cuartel sin haber consumido su permiso totalmente.
La carrera de Juan Mellado Zafra marchaba a velocidad de crucero. Por Real Cédula expendida el 15 de enero de 1.876, adquiere derecho a uso de la medalla de Alfonso XII creada por Real Decreto del 8 de septiembre de 1.875. También y en virtud de otra Real Orden de 24 de noviembre del mismo año, le corresponde usar la Medalla de la Guerra Civil de 1.873/74 creada por Real Decreto de 5 de junio, siendo declarado ‘Benemérito de la Patria’. En el regimiento de infantería África nº 7 destacado en el norte de España, permaneció desde 1.880 hasta mayo de 1.884.
En 1.882, estando destinado en Vitoria, le fue concedida la cruz sencilla de San Hermenegildo. En 1.885 fue destinado a Salamanca, desempeñando el cargo de secretario del gobierno militar; cargo que ostentó hasta 1.889. En el año 1.890, a los 53 años de edad, siendo teniente coronel del tercer batallón del regimiento Pavía nº 50, fue destinado como jefe del batallón Depósito de Cazadores nº 6 en Salamanca, momento en el que se le concede la placa de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo. El 1 de julio de 1.892 le es concedido el ansiado ascenso a coronel por antigüedad.
En septiembre de 1.895 es destinado a la zona de reclutamiento de Murcia nº 20, imponiéndosele la cruz de 3ª clase del Ministerio de Marina con distintivo blanco por sus servicios extraordinarios prestados con motivo de los sucesos de Melilla. En 1.896 le son concedidos dos meses de licencia por enfermedad de su esposa y los pasa entre Marmolejo (Jaén) y Cehegín. Con 59 años cumplidos, fue destinado a la zona militar de Lorca nº 48. Tras un breve paréntesis destinado en la zona militar de Albacete, vuelve en 1.897 a Lorca ya como coronel y recién enviudado de su primera esposa doña Mª Josefa Cerezo Díaz.
Poco después pasó a ocupar el puesto de vicepresidente de la comisión mixta de reclutamiento en Murcia y de la comandancia militar de la capital. el 7 de agosto le son concedidos nuevamente dos meses de licencia por enfermedad que pasa entre Marmolejo, Murcia y Cehegín; seguramente el cáncer que finalmente acabó con su vida, estaba ya haciendo mella en el cansado cuerpo del coronel Mellado. El 22 de marzo de 1.898 y nuevamente desposado con doña Mª del Carmen Luisa García Sánchez, vuelve a hacerse cargo de la comandancia de la zona militar de Lorca. A finales de Mayo de 1.902 causa baja por habérsele concedido el ingreso en la sección de reserva del Estado Mayor Militar del Ejército con el grado de general de brigada.
Hay que poner acento en que todos sus ascensos hasta el grado de teniente coronel se produjeron por méritos militares, tanto en la batalla como en dedicación y estrategia castrenses; así lo atestiguan las numerosas condecoraciones obtenidas por sus hazañas en combate. El 1 de octubre de 1.895, el general Manuel Delgado, comandante en jefe de las zonas militares de Utrera y Osuna, destaca la reputación de don Juan Mellado Zafra, diciendo de él que «Se distingue por su inteligencia, laboriosidad y celo». Pocos militares serán los que hayan recorrido el trayecto del escalafón de abajo arriba, desde soldado raso hasta el antepenúltimo grado, o sea, el de general de brigada, haciéndolo por la vía del mérito, batalla a batalla, desde 1.860 hasta 1.902 en que queda en una más que merecida situación de reserva con arreglo a ley de 6 de febrero de 1.902 que le trae de nuevo a su pueblo, Cehegín, hasta el día de su muerte en 1.911.
El brigadier don Juan Mellado Zafra, falleció a las 8’00 de la mañana en Cehegín, en la calle López Chicheri (casa que hoy pertenece a los familiares de Jesús Ruiz «El Rada»), el día 10 de febrero de 1.911 a los 69 años de edad, víctima de cáncer de cardias. Fue enterrado en el cementerio de Cehegín (Cuesta del Olivar) tras las exequias religiosas celebradas en el convento de San Esteban. Hoy sus restos reposan junto a los de su segunda esposa en el panteón familiar de don Andrés Peñalver Zafra en el cementerio eclesiástico Virgen de Las Maravillas, tras ser rescatados por éste cuando se produjo el desalojo del viejo cementerio de Cuesta del Olivar para las obras de la Iglesia del Barrio de San Antonio.
Devuélvasele ‘su placeta’ a aquel que siendo un niño, sentado en algún ‘poyo’ de cualquier portal de la mínima plazuela, jugando con pequeños soldaditos a caballo y a pie construidos por él mismo con humildes trozos de cartón y palitos hábilmente entrecruzados, soñaba que un día sería un héroe español y que llegaría a ser general. Era el presagio del devenir de su vida.
Nacido en Cehegín, al general Mellado, si viviera hoy, no le cabrían en el pecho los plausibles distintivos, cruces y medallas al mérito militar; un busto o una placa harían honor y justicia a su nombre allí donde confluyen las calles Estafeta, La Luna y Las Columnas junto a Esparteros; donde la fonda que regentaba su familia (fonda de Mellado y más tarde de Arévalo), ubicada en lo que hoy es la casa del prestigioso abogado ya fallecido don Joaquín López Ruiz, acogió a tantos toreros, viajantes de aquellos de maletón y estación de tren, novios forasteros y algún que otro cura en situación provisional, a los que Doña Julia Mellado, madre de Lorenzo el de la farmacia, trataba con apasionamiento, poniendo sábanas limpias y cuidando los estómagos de los moradores efímeros con estupendos caldos y guisos caseros.
Hoy sabemos a través del impecable informe que reposa en el archivo general del ejército y que jalona la fulgurante carrera del brigadier Mellado, que fue un valiente soldado y que, además de gran estratega, dejó lo mejor de sí mismo en la causa de la defensa de la integridad de España.
AGRADECIMIENTO: Quiero expresar mi agradecimiento a Francisco Manuel Peñalver Aroca, director del museo arqueológico de Cehegín, sin cuya colaboración y aportación del informe solicitado en su día por él al Archivo General Militar de Segovia-de cuyo contenido me he servido para escribir este artículo-y su archivo fotográfico, me hubiera resultado imposible recrear la historia de nuestro mítico General Mellado.
Antonio Peñalver Corbalán
Cehegín a 3 de marzo de 2017
Paco Hita 13 junio, 2017 a las 2:50 pm
Me adhiero a tu petición de ponerle el nombre del General a la plaza.
Hay que recordar a los héroes de la localidad.
Un magnífico articulo, que junto a los demás publicados, te engrandecen.
!Felicidades¡ por el artículo y tu onomástica.
María Jesús Fernández Sánchez 13 julio, 2017 a las 8:49 pm
Felicidades una vez más por tu magnífico artículo sobre el General Mellado.También me adhiero a la petición de una plaza con su nombre.Las generaciones futuras tienen derecho a conocer la historia que guardan nuestras calles.
Jose Maria 14 julio, 2020 a las 8:30 pm
Muy buen articulo. Mi familia conserva la carta de licencia de mi tatarabuelo. con fecha 31 de diciembre de 1898 con la firma del Coronel Juan Mellado Zabra.