«Desde el Grupo Popular de Caravaca registramos hace unos días, para su debate y votación en el Pleno del 25 de septiembre, una moción sobre la unidad de España. En la misma pedimos que el Ayuntamiento, como representante soberano de todos los caravaqueños, se pronuncie oficialmente en defensa de esta unidad, de la igualdad de todos los españoles y de la vigencia de la Constitución de 1978, la ley suprema que nos ampara en nuestros deberes y en nuestros derechos y que tanto bienestar ha generado en estas últimas cuatro décadas.

Aunque nuestra línea de trabajo como grupo municipal es la de presentar mociones e iniciativas útiles que repercutan de forma positiva en el día a día de nuestros vecinos y en la mejora del término municipal, en esta ocasión hemos querido mostrar nuestra preocupación ante la deriva secesionista e ilegal catalana y ante la historia de una de las actuaciones más antidemocráticas que hemos presenciado en España. Lo que se ha pretendido liquidar son las normas que nos dimos todos para regir nuestra convivencia: la Constitución española y otras leyes y estatutos que de aquella emanan. Por eso, consideramos que un guiño del Ayuntamiento a la unidad de todos los españoles en estos momentos será un gesto, simbólico al fin y al cabo, pero gesto cargado de significado que muchos ciudadanos agradecerán.

Son muchos los vínculos de Caravaca y de otras localidades vecinas, como Cehegín, con Cataluña, tierra a la que emigraron desde estas poblaciones hace décadas muchos de nuestros amigos y familiares buscando un futuro más próspero y mejor. En Cataluña echaron raíces, pero sin olvidar nunca de dónde procedían. Por eso hay una ligazón sentimental. Una unión que vas más allá, porque son muchos siglos de pacífica convivencia entre unos territorios que, cada uno con sus singularidades y sus acontecimientos, conforman España, la nación más antigua de Europa. En distintos momentos de la historia hubo desde Cataluña voces críticas y reivindicativas, pero siempre queriendo permanecer en esta nación común que, como reza el artículo 2 de la Carta Magna, se fundamenta en su «indivisible unidad».

Posiblemente, el auge del independentismo catalán y la deriva de estos acontecimientos estén estrechamente ligados al creciente movimiento populista en todo el mundo, incluida España, y la demagogia que les acompaña. Voces intelectuales han apuntado en esta dirección. Un nacionalismo radical, recalcitrante, que se atrinchera en lo pequeño y se aleja de lo grande, que olvida que el mundo de hoy está cada vez más conectado y es más abierto para cerrarse y empequeñecerse.

Confiemos en que el Estado de Derecho venza a la sinrazón y el ofuscamiento que solo generan odio y división. Cataluña es una tierra de la que todos los españoles nos enorgullecemos. Su capital, Barcelona, es una ciudad referente en todo el mundo por muchos aspectos. Cuando una minoría política quiere monopolizar esa riqueza y equipararla a su ideario o doctrina, como hace el independentismo catalán, mal vamos».