Hola, señor Fiscal…
Me retomo al 8 de noviembre de 2014; eran las 22:24 y yo hablaba con mi madre que volvía de Madrid. Le decía que estaba en el pueblo vecino y que cuando ella y mi hermana, Inmaculada, llegasen yo estaría ya en casa…
A las 23:05 cogí el coche para volver a casa, por el camino vi coches de la Guardia Civil; un poco extrañada seguí mi camino y al entrar a Bullas ( tardé 25 minutos en llegar) me encontré con un autobús y personas bajándose de él. Yo aceleré mi coche imaginando que mi hermana y mi madre ya estarían en casa…pero.. cuando llegué solo se encontraba mi padre, le pregunté por ellas, y me dijo que estarían al llegar, Ni 5 minutos sentada cuando mi teléfono comenzó a sonar, me decían que llamase a mis dos chicas. Al escuchar eso mis nervios comenzaron a aflorar por dentro,…, algo me decía que no iba la cosa bien, pues acto seguido comencé a llamarlas, ni una ni la otra me cogían el teléfono… Lo peor ya pasaba por mi mente…
Tuve que tragarme mis nervios y comenzar a decirle a mi padre que algo había pasado pero que no sabía que era…
Mi móvil comenzó a sonar: un foto, un autobús, tirado y destrozado….Un ataque de nervios entró por mi cuerpo, no podía ser verdad lo que estaba viendo. En media hora ya me habían dado noticias de mi madre, estaba estable pero no se sabía en qué hospital.
Faltaba mi hermana, nadie absolutamente nadie sabía nada de ella… esto ya pasaba a ser algo que me daba malas sensaciones.
A las 3 nos dijeron que nuestra hermana estaba en el hospital de Caravaca; suspiramos, sabíamos que mi madre estaba bien aunque no sabíamos dónde, y mi hermana en Caravaca. Al llegar cual fue nuestra sorpresa, que mi hermana no era la que estaba allí sino mi madre, el mundo se nos derrumbó, ya sabíamos que la triste noticia podría llegar.
Efectivamente, a las 9 de la mañana, señor Fiscal, con un padre que tiene minusvalía en un pie (toda la noche sin poder ponerlo en alto), fuimos a Murcia al Hospital Reina Sofía a reconocer el cuerpo de mi hermana y pudimos saber que era ella…
Señor fiscal, mi madre según los médicos estaba muy grave, no podíamos darle la noticia, pero ¿cómo no le íbamos a dar a una madre la noticia de la muerte de su hija?. ¿Usted se imagina tal situación?; pues nos tuvimos que aguantar las lágrimas y el dolor y decirle que estaba viva, porque si no lo hacíamos lo más probable, señor Fiscal, es que en vez de una se nos fueran las dos…
¿Se imagina usted, tal situación, se imagina usted, enterrar a una hija y hermana con tan solo 34 años, se imagina los gritos de dolor con tal situación, se imagina el desgarro del alma al ver lo que estaba sucediendo?
¿Se imagina volver a casa después de enterrar a un familiar y ver su ropa tendida para ir el lunes a trabajar?. ¿Se imagina señor Fiscal que el viernes en la noche le pidas, sin saber nada,una foto de carnet recién echa a tu hermana para tenerla contigo?. ¿Se imagina tener que llevar una casa para adelante, unos estudios, una madre ingresada, un hermano de 12 años que no entendía qué pasaba y el por qué, día a día derrumbada con mil lágrimas en los ojos, no teniendo fuerzas para seguir e ir al hospital ponerle a mi madre la televisión para que no nos viera llorar y salir el ataúd de tu hermana en la tele?
Pues si no se lo imagina ya se lo digo yo, a día de hoy me sigue temblando el cuerpo cada vez que hablo de ello.
Por eso Señor Fiscal, le pido que mire más por todas las familias que han perdido a un ser querido; le pido que mire por todas las personas que han tenido y siguen teniendo secuelas físicas y psicológicas.
Bajo mi punto de vista, 14 vidas no se pagan con 4 años de cárcel.
María José García
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