“Diez personas que aporten un grano de arena cada una, harán poco bulto, pero si lo hacen dos mil millones, seguramente, pueden levantar un gran montículo”.
Ya sé lo poco que puede influenciar este escrito, es muy difícil cambiar el mundo, aunque aportemos argumentos irrebatibles.
Las regiones donde se produce un mayor despilfarro alimentario son América del Norte (Canadá y EEUU) y Europa. Donde menos comida se tira a la basura es en África Subsahariana, unos 6 kg por consumidor y año; en Europa, unos 95 kg; en España son unos 70 kg. Todos tenemos parte en esta injusticia: mientras unos no tienen para comer, otros tiramos la comida.
Hace unos años, mis amigos de ‘Manos Unidas’ informaron las tremendas cifras y hay que ver lo poco que han variado los guarismos, aunque vamos a dejarlos a un lado. Todos sabemos que son explicaciones frías y fuera del contexto en el que nos movemos la mayoría de los ciudadanos, poco nos revelan esas tremendas cantidades que muestran los medios de comunicación, en todo caso nos asombran, por ello vamos a centrarnos en nuestro microcosmos:
Si pudiéramos reducir la población de la Tierra a un pueblo de exactamente 100 habitantes, manteniendo todas las proporciones y estadísticas existentes, correspondería algo así como la siguiente nómina:
57 asiáticos, 21 europeos, 14 americanos, 8 africanos y otras etnias.
De los 100… 52 serían del sexo femenino, 48 del masculino.
Y… 70 profesarían diversas religiones, 30 la cristiana…
Y además entre ese centenar, 30 serían blancos, 70 procederían de otras razas.
De los 100… 80 vivirían en chabolas, 20 en distintas clases de vivienda.
De los 100… 70 no sabrían leer absolutamente nada y…30 sólo sabrían leer. (De éstos últimos 30… sólo 3 o 4 acertarían a discernir la lectura).
De ese centenar… 50 sufrirían malnutrición y…50 comerían tres veces al día…
(Pero de estos últimos, sólo 5 comería en exceso según sus necesidades y posiblemente sufrirían obesidad, lo que nos viene a confirmar que unos mueren de hambre y otros de exceso de comida).
6 personas poseerían el 59 % de toda la riqueza de ese mundo de 100 habitantes y los 6 procederían de los EE.UU. de Norteamérica.
“Bueno, y ¿qué me quieres contar a mí con toda esta cancamusa…?”—Asevera mi acomodaticio e inmutable ‘alter ego’ Paco el Supersabio — “Bastante tenemos nosotros con resistir la crisis que nos agobia, para encima pretender solucionar los problemas de otros” — insiste el tranquilón de mi amigo…
Pues eso, que si te levantas mañana más sano que enfermo, tienes mucha más suerte que el millón de personas que no pasarán de esta semana.
Y si nunca has sufrido una guerra de cerca o la tristeza de la soledad y el suplicio del encarcelamiento, la agonía de la tortura o el tormento del hambre, te encuentras bastante mejor que quinientos millones de seres humanos.
Si deseas reivindicar públicamente cualquier ideología política —incluso la dictadura— y además puedes acercarte libremente a las urnas y depositar tu voto sin coacciones ni miedo a ser acosado, eres más afortunado que 3.000 millones de mortales.
Si disfrutas de comida en la despensa, vistes ropa limpia y dispones de un sitio para dormir, eres más rico que el 75 % de las personas de la tierra.
Si posees algún ahorro en el banco, suficiente dinero en tu cartera y calderilla encima de la cómoda…, te puedes considerar una persona rica de este mundo.
Si tienes capacidad para leer este articulillo y te hace reflexionar un poquito, la varita mágica te es propicia y gozas de más suerte que unos 2.000 millones de prójimos que no saben leer.
Y si además ese soplo divino de la Fortuna te ha impregnado de tal modo que puedes estremecerte con la música de un tal Mozart o percibes el agridulce flujo de tus lágrimas escuchando un verso… y, finalmente, eres capaz de conmoverte ante la sonrisa de un niño, entonces puedes sentirte dichoso, ya que te cuentas entre los poquísimos verdaderamente ricos de nuestro alocado planeta.
“Sólo eso…” – “¿te parece poco…?”
Por todo lo dicho, manifiesto sinceramente mi admiración hacia tantas personas adscritas a MANOS UNIDAS que no cejan en el empeño de reclamar un mundo mejor para tantos desventurados.
Ojalá llegue ese día que se destierre para siempre el hambre que es el azote más grave de la humanidad que junto a la escasez de educación son lo que ocasiona todos los males de este mundo.
(Nota: Las cifras manifestadas son de hace unos años, aunque posiblemente en algunos casos hayan aumentado en la actualidad)
Antonio González Noguerol
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