A lo largo de los siglos, las Fiestas de la Vera Cruz de Caravaca se han ido configurando de una manera tan perfecta que hoy son una manifestación plena de sentido, única y llena de valores. Las fiestas que cada año nos congregan en los cinco primeros días de mayo tienen un origen y un significado indudablemente religioso que nunca deben perder, porque perderían su sentido y razón de ser. Pero sus ramificaciones alcanzan a otros muchos valores: artísticos, lúdicos, antropológicos, estéticos, sociológicos, culturales, etc…
Uno de estos aspectos es el económico. Hace unos días un amigo se preguntaba de forma irónica pero real cuál sería el impacto de las fiestas en el PIB local, pues, como se suele decir coloquialmente, lo que se mueve alrededor de ellas es mucho dinero. Empresas de Caravaca y sus alrededores se benefician de las actividades que generan las fiestas, siendo también estas celebraciones dinamizadoras del empleo. Pensemos en el sector de la hostelería, en los alojamientos, en las bandas de música, en empresas de catering, en las empresas que elaboran trajes y complementos para grupos cristianos, peñas caballistas y cábilas moras, en las floristerías, en el transporte, en diseñadores y los talleres de bordado, y una larga lista imposible de resumir.
Precisamente el ámbito del bordado es foco de atención en los últimos años. En la calle está el debate acerca de la escasez de bordadoras, y de que cada año resulta más difícil encontrarlas, pues van jubilándose y no hay relevo generacional. Hay peñas caballistas que están volviendo a ir a Lorca a realizar los bordados de sus enjaezamientos porque aquí no encuentran quienes los hagan.
Cuando hablamos de bordados no sólo debemos pensar en el festejo de los Caballos del Vino. Creo que deberíamos ir más allá, pues nuestros moros y cristianos, sus reyes y sultanes, también son un sector que demanda de estos trabajos, incluso la Semana Santa. Y por supuesto, y más en el mundo globalizado actual, si Caravaca contara con un sector del bordado fuerte y estructurado, podría exportar trabajos a otras zonas de España, especialmente del Sur y Levante, donde tantas tradiciones y fiestas encargan este tipo de trabajos.
Hace años que se celebraron los últimos talleres de empleo de bordado en Caravaca. Creo que es el momento de buscar la realización de nuevos talleres que ofrezcan formación y empleo, pero que también sean la base a partir de la cual organizar una sector sólido y duradero del bordado. En este aspecto el Bando de los Caballos del Vino, con el museo de la calle Gregorio Javier como instalaciones y como un aspecto fundamental dentro de la candidatura del festejo a Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, tendría mucho que decir en este ámbito del bordado como artesanía y fuente de riqueza. Nosotros así lo entendemos y siempre que tenemos oportunidad, como con las recientes visitas a Caravaca del ministro de Cultura o de Pablo Casado, lo hemos explicado. Tenemos la experiencia, contamos con los mimbres. Es el momento de plantearlo y estudiarlo y seguro que saldría ‘bordado’. Felices Fiestas de la Vera Cruz.
Aún no hay comentarios en este artículo