El puente de la Virgen ¡Qué nombre tan bonito y evocador para este lugar! El mismo, con el tiempo, terminó dando nombre al paraje y, sobre todo al barranco sobre el que se asienta, denominado también barranco de la Virgen. Este topónimo viene así denominado desde el año 1725 cuando la Virgen de las Maravillas era trasladada desde Cartagena hasta Cehegín, para ser entregada en el convento franciscano. La escultura había sido encargada en Italia, y la traían en carro don Pedro Antonio Peretti y el padre fray Francisco Moreno, como es sabido. Llegando por el camino de la Encarnación debió de suceder algo, cuanto menos curioso, quizás anecdótico para que este lugar quedase con tal nombre, ya que, evidentemente el grupo que traía la imagen necesariamente hubo de pasar por allí. Lo que parece ser es que aquí pararon para arreglarse y aderezar el carro con decencia, y también que en este lugar los esperaba una buena cantidad de gente de Cehegín, que acompañó en romería a la Imagen hasta la Vuelta del Carril, hoy calle Ginés de Paco. No obstante, el tiempo hizo que la cultura popular crease algunas leyendas en torno al origen del nombre del topónimo.
El puente se halla en lo que parece ser que fue desde época romana un camino que, pasando por la zona de Lorca, enlazaba con otro que tenía origen en Cartagena, llegaba aquí entrando por las Suertes, y siguiendo por el Toconal entraba en lo que hoy es el camino de Cañada Luenga (que no Cañada Lengua como se le conoce popularmente producto de una deformación lingüística en el siglo XIX). Se dirigía a la Encarnación, hasta las conocidas canteras de arenisca.
Lo cierto es que es una pena que el puente se venga abajo tarde o temprano, con las salidas del barranco.
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