Un buen día llega a la vega del Segura, procedente de Ayora, don Pascual Ruiz de Assín y Cuadrado (n. 8-9-1766) y se casa en Caravaca con la linajuda y acaudalada doña Lorenza Sahajosa y Robles-Miñano el día 16-9-1794, de cuyo matrimonio nacen:
– Joaquina, que se casaría con don Tadeo Elgueta, de Murcia, habiendo al famoso don José Elgueta Ruiz de Assín, casado con doña Catalina Quesada Chamucero, sin descendencia, pasando su patrimonio, incluso obras del escultor Francisco Salzillo, a los sobrinos Musso Ruiz de Assín
– José-Amancio María de la Cruz, de quien nos ocuparemos ampliamente
– Andrés, que retornó a las tierras de Ayora
– Isabel, que contrajo nupcias con Manuel Ruiz de Amoraga, natural de Moratalla, sin descendencia
En este panel aparece otra familia, Don Francisco Álvarez-Castellanos y Carreño, Quirós y Melgarejo (n. 9-3-1781 y + 24-4-1857) que se casa con doña Isabel López y Martínez-Gil (n. 29-3-1783 y + 7-6-1875) de cuyo matrimonio nacen: María-Josefa, Antonia, y Alfonso (n. 14-4-1809 y +12-2-1894).
A las dos primeras, el destino había reservado caer en los brazos de un mismo hombre; el tercero es el Señor de Cehegín, si éste hubiera sido Señorío: don Alfonso Castellanos.
Y será curioso recordar que en el testamento que otorga ante el notario de Caravaca don Julio Fuentes Campins (21-11-1887) disponía ser amortajado con ropa de su uso y, encima la túnica de Hermano Mayor de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús; (y así fue, pues cuando sus deudos Ruiz de Assín, Sánchez de Amoraga, Marín, etc…, procedieron al traslado de sus restos desde el Cementerio viejo al actual, comprobaron que el cadáver estaba momificado y vestido con la citada túnica cuyos bordados en oro aún prevalecían. Soy testigo de la manifestación de aquellos distinguidos señores y amigos).
Lo que no tengo claro es la relación de Castellanos con la casa de Campillos para que ambas tuvieran devoción o compromisos con la Cofradía de los Moraos, o de Nuestro Padre Jesús.
Pero hoy pretendo ocuparme de su único cuñado y de su descendencia, deteniéndome en los dos inmediatos Amancio.
Ier AMANCIO
Don José Amancio María de la Cruz Ruiz de Assín y Sahajosa, que viene precedido de heraldos que proclaman una sentencia de nobleza que le abre todas las puertas pues, además le acompañan caudales y haciendas que le ponen escabel junto al de los Álvarez-Castellanos.
Nacido en Ayora (8-4-1806), en él recaen los vínculos patrimoniales de la familia Sahajosa, entre ellos la famosa Casa del Comisario (por don Francisco Álvarez-Gallego, Presbítero y Comisario del Santo Oficio de la Inquisición), finca que recaería en don Francisco Ruiz de Assín y Ruiz de Assín[1] por herencia de su abuelo paterno, de igual nombre, que fue el heredero de los vínculos de Sahajosa.
Para que nada le faltara, se ha formado en Murcia en el despacho de su padre como abogado de los tribunales nacionales, cual sería su cuñado don Alfonso.
Don Amancio unió a su linaje una simpatía natural (patrimonio de los Ruiz de Assín) y llegó a la Alcaldía de la entonces villa por los años 1854 y 1855, cuando el cólera se enseñoreaba y que él aguantó impertérrito desde su atalaya. El cólera, por un lado, y la Desamortización por otro, lo que le obliga a trabajar y defender al pueblo y a las instituciones de la Iglesia con uñas y dientes. Otra cosa fue el resultado.
Pues bien, don Amancio se lleva de la mano a doña María-Josefa, que le dio una única hija: María Isabel, la cual matrimonió con otro importante hacendado de Caravaca, don Juan Marín Pérez (y Atienza) quiénes fueron grandes devotos de la Virgen de la Soledad y benefactores permanentes de su templo en la barriada del Cubo. Son los padres del 2º Amancio, el gran don Amancio Marín y Ruiz de Assín..
Fallecida doña María-Josefa, el primer Amancio se casa con la hermana de ésta, doña Antonia (n. 9-11-1840), y tienen a los siguientes hijos:
- María-Josefa, que se casa con Cristóbal Sánchez de Amoraga y Lorencio
- Antonia, con José Musso y Moreno
- Francisco (heredero de los vínculos de Sahajosa), con Dolores Gálvez Benítez
- Alfonso, que se casa con Josefa Navarro de Cuenca. Éstos son los padres entre otros de doña Magdalena y de don Octavio, que ocupó como propietario parcial la mansión hoy cerrada que preside la Placeta del Mesoncico.
Omitiremos ocuparnos de estos linajes pues no son objeto de nuestro trabajo de hoy, dedicado a los Amancios.
2º AMANCIO
Don Amancio Marín y Ruiz de Assín es nieto del primero, que continuó y aún superó la devoción y dádivas no sólo a la Soledad sino a las obras de la Iglesia como Institución y esposa de N.S.J. Contrajo matrimonio con doña Nicolasa de Cuenca y Fernández-Castañeda, de cuyo matrimonio hubo varios hijos, bien conocidos nuestros, de los que sólo vamos a recordar al 3er Amancio por las razones que se dirán.
Este 2º Amancio fue único heredero de la fortuna de sus padres y de su tía doña Manuela Marín[2]; hasta el extremo de haber sido durante un tiempo el contribuyente más importante del Partido, se decía. En lo político, conservador; tuvo sus encuentros con los de diversas tendencias en su larga vida, fue diputado provincial en varias legislaturas y hombre clave en empresas locales.
Fallecido el año 1951, ya nonagenario, quiso ser amortajado con la túnica de Hermano Mayor o Presidente de la Cofradía de la Soledad o de los Negros bordada en oro sobre riquísimo terciopelo de seda en los talleres de Lorca y que vistió, hasta los últimos años de su vida, durante un trayecto en la procesión mañanera del Viernes Santo.
También le llevó el amor a su Cofradía a que el féretro que contenía sus restos fuera de madera de pino, sin recubrir el interior, como eran transportados los antiguos cofrades a la sepultura, y forrada de negro en el exterior, el cual fue confeccionado en una noche por los carpinteros “Hermanos Rosendos”[3].
3er AMANCIO
Don Amancio Marín y de Cuenca. Amancio, Santos, Benito, nació a las seis de la mañana del día 1-XI-1895, siendo bautizado el día 3 en la pila Parroquial de Santa María Magdalena (libro de bautismo 59-364), hijo de los citados don Amancio y doña Nicolasa.
Una vida dedicada al estudio e investigación histórica como resultado de una brillante licenciatura en la Universidad de Madrid (hoy la Complutense) que le llevó muy pronto a ser Auxiliar de la Cátedra de don José Ibáñez Martín y luego catedrático.
Le sorprendió la Guerra Civil trabajando en un estudio sobre la historia de Cehegín, resultado de la búsqueda en cientos de archivos (oficiales y privados) todo lo cual le fue expoliado, destruido, junto a su valiosa biblioteca, por el Frente Popular que convirtió la casa solariega de sus padres en Ayuntamiento, hoy ampliación “del Hospital”.
Dotado de un profundo sentido religioso de la vida fue adalid en las actividades apostólicas locales (Juventud antoniana, etc…); Secretario en la Junta del II Centenario de la llegada de la Virgen de las Maravillas; coronación y petición de su patronazgo a la Santa Sede; en Madrid perteneció a entidades laicales y con otros amigos promotor de la restauración de la Orden Jerónima en España (hoy Monasterios de Guadalupe y El Paular), lo que mereció que SS. el Papa Pío XI le enviara el “lignum crucis” que tenía sobre su mesa.
Siendo profesor del Instituto Alfonso X el Sabio de Murcia, ingresó en el Seminario Diocesano, para el estudio de la Teología pasando después al de Orihuela, fue ordenado de subdiácono en la Capilla del Palacio Episcopal el día 22-9-1945 y de Presbítero el 25-3-1946 por el Obispo de dicha Diócesis don José García Goldaraz.
Desempeñó cargos parroquiales en dicha Diócesis y requerido por su antiguo amigo, el Obispo de Cádiz-Ceuta Mons. Gutiérrez Díez[4], fue Canónigo-Archivero de Ceuta, llevando a cabo importantes obras, algunas de las cuales sufragó de su propio peculio; fallecido el citado Obispo renunció a la canonjía siendo residencial Mons. Añoveros, todo ello durante los años cincuenta al sesenta y volvió a su cátedra siendo destinado en el Instituto “Murillo” de Sevilla del que llegó a ser director, ciudad donde le visitaban los cehegineros que pasaban por ella, especialmente gente humilde.
Jubilado, pasó sus días entre Cehegín y Murcia, falleciendo el día 17-4-1977. Está enterrado en este Cementerio local (Bl. 4º fila 1ª).
Don Amancio y el Hospital
Desde el primer día, las familias Marín y Ruiz de Assín, se convirtieron en protectoras de la fundación aunque a doña María Isabel no le agradaba mucho tenerlo al lado de su casa, pues era muy aprensiva, según se decía.
Don Amancio padre amaba a los pobres, a los necesitados y conocía los apuros del Asilo, que remediaba atentamente, siendo continuadores de ello sus hijos y superlativamente éste y amó tanto a la Fundación que en su testamento disponía que la casa de sus mayores, sita en la Calle Mayor, pasara al “Hospital de la Real Piedad”, como así ha sido, proporcionando la ampliación que hoy permite llevar a cabo tantos servicios asistenciales.
El Patronato del Hospital quiso recordar a este continuador de la fundación colocando su retrato en la Sala de Juntas, en cuyo menester me cupo el honor de colaborar con ellos, y así le tenemos en hábito coral junto al del Obispo Caparrós, mentor y alma de la obra de don Pedro Mª Chico de Guzmán en recuerdo de su único e idolatrado hijo Ramón.
[1] Digamos que este don Francisco, hijo de Doña Magdalena, se cruzó como Caballero de Montesa siguiendo el origen familiar que desde Assín, solar conocido cerca de Jaca, del que eran hidalgos e infanzones se enlazaron con los Ayerbe (Real Audiencia de Valencia, 30-8-1608. Este “ceheginero” es el único del que tengo referencia como perteneciente a dicha Orden de Caballería, pues hasta ahora lo eran de Calatrava y Santiago).
[2] Esta señora regaló al Obispo Caparrós en su consagración aquel “anillo con una amatista guarnecida de brillantes”, que le robaron en su viaje al Congreso Eucarístico de Lugo el mes de agosto de 1896, días después de su consagración episcopal en Vergara.
[3] Soy testigo de todo ello; el único adorno que llevaba el féretro eran las letras AMRA en papel dorado pegadas sobre la tela. Su sepelio fue una ingente manifestación de duelo y recuerdo que un conocido ceheginero, también fallecido ya, comentó: este es el entierro del último señor de Cehegín”.
[4] Aunque el Obispo de Cádiz lo es también de Ceuta, son dos diócesis distintas con dos catedrales y dos cabildos. El Obispo don Tomás Gutiérrez Díez, había sido consagrado para la Diócesis de Osma el año 1935 y pasó a la de Cádiz-Ceuta en 1943, falleció el 1964, ocupando la S.P. el que era su Coadjutor, Mons. Añoveros, destacada figura en los años siguientes de nuestra historia nacional, como Obispo de Bilbao.
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