En el siglo XX, con respecto a los siglos anteriores, el nivel de mortandad de las epidemias baja considerablemente, habida cuenta de que enfermedades como la viruela, gracias a las vacunaciones en el siglo XIX, o el cólera por las medidas de prevención tomadas sobre todo con respecto al tratamiento de las aguas, desaparecen de España. Con excepción de la terrible epidemia de gripe de 1918, ya no hay importantes episodios epidémicos comparables a los de peste en los siglos XVI y XVII, fiebre amarilla a principios del XIX, cólera en el XIX, etc.
La epidemia de gripe del año 1918 tuvo un impacto importante en Cehegín. Fue una pandemia mundial, con una cepa del virus de la gripe que trajo el mayor índice de mortalidad de todas las epidemias gripales del siglo XX. De hecho se considera que esta pandemia provocó más de 50 millones de muertos a escala mundial y, según algunos autores, pudo haber alcanzado cifras cercanas a los 100 millones. Sus efectos eran tan terribles que el enfermo alcanzaba una temperatura de 42 grados de fiebre. Tan potente era que fallecían no solo los grupos más vulnerables, como niños o ancianos, o personas que tenían problemas de salud de tipo respiratorio, sino que también morían personas jóvenes y fuertes, perfectamente sanas hasta el momento de contraer la gripe. En el año 1918, la epidemia de gripe sacudió con fuerza a Cehegín. El alcalde, don Juan Antonio González Herráiz, se quejaba de los momentos tan amargos por los que la villa estaba pasando. En el otoño de este año, ya se decía lo siguiente en acta capitular de 19 de septiembre: “Estimando el Ayuntamiento que se haya mal atendido el servicio benéfico-sanitario de la población por la escasez del personal técnico, con motivo del recrudecimiento de la epidemia gripal, se acuerda por unanimidad nombrar con carácter interino para médico titular a don Antonio Bernal Pascual, que reúne las condiciones legales”.
Y en 1920, en otro fuerte brote de epidemia gripal: “En virtud del desarrollo que ha adquirido en este término la epidemia gripal y de los temores de que siga propagándose y considerando que son necesarios para combatirla recursos primarios y personales que el Ayuntamiento no puede afrontar por su situación económica, después de amplia discusión y ante la necesidad de combatir esa plaga, se acordó se abra una suscripción que encabezará la Corporación con 500 pesetas…” Acta capitular del Ayuntamiento de Cehegín, de 3 de enero de 1920. Archivo Municipal.
En mayo de 1918, la Junta Local de Sanidad se toma muy en serio los avisos sobre la epidemia que ya había aparecido. “El Inspector Municipal de Sanidad propuso que se tomaran las medidas más rápidas y conducentes para aislar la epidemia gripal que invade el distrito”, reza el acta de la Junta de 4 de mayo de 1918. Las medidas a tomar son las siguientes:
“1º. Habilitar las administración de consumos como cuarto de desinfección, que preventivamente con aparatos de sulfatos contuvieran vapores de formalina, y de este modo desinfectar a todo viajero que venga en carruaje, autos etc., lo mismo que al vehículo.
2º. No se permitirá la entrada en el pueblo a nadie que no cumpla con estos preceptos sanitarios.
3º. Se instalarán tantos puntos de desinfección como entradas y salidas tenga el pueblo, alejadas del mismo, y examinar a personas que del campo y la huerta penetren en la villa.
4º. Se prohíbe la aglomeración de gentes en teatros y demás espectáculos públicos, por lo que el Inspector ordene el cierre de teatros, escuelas y todos aquellos sitios de aglomeración.
5º. Se prohíbe la entrada de cadáveres en el convento de esta villa, evitando la costumbre perniciosa de exponer dichos cadáveres dentro de la iglesia por un tiempo limitado, y que dichos cadáveres vengan al cementerio por la vía más corta, y el cortejo apartado del mismo por una distancia de 15 a 20 metros.
6º. Al tener conocimiento de una defunción, los empleados encargados de los aparatos desinfectantes se personarán en casa del interfecto y procederán a la desinfección de habitaciones, hallándose el facultativo presente para aquellos enseres que no puedan pasar a la estufa por falta de la misma, se destruyan unos por el fuego y otros, como ropas, hirviéndolas.
7º. Se advierte al público de las reglas higiénicas que debe observar, como el agua hervirla antes de su uso para beber, escupideras con sulfato de cobre, etc.
8º. Que no se permita en casa de los atacados más gente que la familia de la casa a que esté destinado el servicio y asistencia del mismo enfermo.
9º. Que el médico de cabecera participe al Inspector el número diario de atacados, según está legislado, y que a las familias les aconseje cómo desinfectarse en alcohol formaldehido.
- Que se cumpla lo más rigurosamente la limpieza de calles, lo mismo que basuras procedentes de pozos negros no se podrán sacar hasta una hora determinada de la noche, 12 a 2 de la madrugada.
- Los estercoleros se hallarán a distancia de 500 metros fuera del pueblo y tapados con tierra al objeto de evitar las emanaciones.
- Que se prohíba la venta del pescado dada la temperatura de calor y la pronta putrefacción del mismo.
- Que el Inspector Municipal anotará las deficiencias que observe, subsanando los defectos que vea pertinentes. Leída que fue la presente acta a los señores de la Junta, y hallándose en un todo conformes con los referidos acuerdos, de que yo, el Secretario, certifico.” Acta de la Junta Local de Sanidad de 4 de Mayo de 1918. Archivo Municipal de Cehegín.
No obstante, las epidemias de gripe, como hoy en día, se repetían casi anualmente, unas con más virulencia que otras, aunque desde entonces ninguna ha tenido las repercusiones de aquella de 1918, y teniendo en cuenta que no había una cura, como pasa hoy, sino que había que esperar a que pasase, aunque se administrasen ciertos remedios para intentar aliviar el malestar, los índices de mortalidad eran relativamente elevados cuando se presentaba. En un mundo como el de Cehegín, con altos índices de pobreza, la falta de conocimiento médico efectivo sobre el tratamiento a llevar a cabo, pues el virus de la gripe muta de un año para otro, hacía que entre las personas con problemas de salud, los niños, ancianos y los grupos más expuestos, la mortalidad fuera elevada cuando llegaba uno de estos embates gripales, en la mayoría de los casos hoy en día se habrían curado pero, por ejemplo, una persona con problemas respiratorios moría casi con seguridad, mientras hoy se puede curar en un número muy superior de pacientes.
© Francisco Jesús Hidalgo García. Capítulo extraído del libro “Historia de la Sanidad en Cehegín”. Edit. Excmo. Ayuntamiento de Cehegín. 2019.
Ceheginera 12 mayo, 2020 a las 9:25 pm
Hay algo que me sorprende y enamora, y es el altísimo nivel cultural que se advierte en el hablar y los escritos del Ayuntamiento de Cehegín.
Es verdad que eran otros tiempos… Y también es verdad que el lenguaje se ha vulgarizado en exceso, pues los universitarios no valoran la nitidez, aplomo y adecuada utilización de nuestro extenso vocabulario. Hemos querido que todo el mundo hablé igual, pero nos hemos equivocado del nivel: en lugar de ilustrar al que sabe poco, hemos rebajado el lenguaje esperado en los ilustrados.
Se ha igualado, pero por debajo… mala cosa…