Las circunstancias por la que está atravesando España, que es nuestra nación, me ha traído al recuerdo la situación en que vivía el pueblo de Cehegín, en los finales del siglo XVIII y del XIX en relación a la necesidad de que los vecinos se sintieran solidarios con el erario provincial.
Así, no me resisto a traer este sucedido del día 15 de enero de 1742, a los diecisiete años de la llegada de la Santísima Virgen de las Maravillas:
-“El notario apostólico de la Audiencia y Vicaría de Caravaca reúne en la Sacristía de la Parroquia de la Magdalena (única, a la sazón) a los veintiséis eclesiásticos de su censo y se interesa por si quieren ayudar a las contribuciones del pueblo, caso de tomar el cabezón».
Otra noticia complementaria, es que el 20 de octubre de 1874 con asistencia de Corporación y Junta de Vecinos, se celebra otra reunión en el municipio donde se informa sobre el modo de llevar los arbitrios que se han de imponer, pues hay que tributar a la provincia, y dicen:
-“Cehegín, tiene 2.164 vecinos de los cuales 1.408 son contribuyentes y 756 viven de un mezquino jornal. De los 1.408, hay más de 400 que pagan cuotas inferiores a 5 Ptas./año, que son simples braceros, no llegando a constituir una renta fija anual de 20 Ptas. De los 1.000 restantes, hay que bajar 300 colonos que solo pagan contribución de cultivo, y solo viven del producto de su trabajo y aún así, con mucha escasez y miseria. De las 700 últimas, hay que deducir 400 que no tienen 1 Pta./día de renta, quedando reducida la clase de contribuyentes que viven, hasta cierto punto, con el producto de sus bienes al número de 300 y de éstos varían las cuotas desde 5000 hasta 100, veamos:
.Contribuyentes acomodados…………………….. 20
.Contribuyentes medios…………………………….. 80
.Tipo de renta no superior al jornal de 2 braceros que es el tipo de pobreza marcado por la Ley de Enjuiciamiento Civil……………………………..200
.Igual a………………………….300
No hay industrias, ni medios de comercio. Las utilidades (precedente remoto de “la renta”), no se pueden calcular más que sobre dos bases: el trabajo personal o la riqueza”.
Destaco que las dos reuniones citadas tienen lugar 66 años antes y después de la Guerra de la Independencia (1808-1813), pero la filosofía, es la misma: no pagar impuestos.
Hay que destacar lo que era Cehegín en aquellos tiempos: un burgo que conserva sus trazas medievales, tenía su acceso a las alturas por la ciudadela y que conservaba y ejecutaba el descenso con la roturación de calles, donde se iban alzando las nuevas mansiones. Y las barriadas del Puntarrón, el Marmallejo, el Coso, el Cubo, el Poyo Colorao, (única salida a la ubérrima huerta que regaba el río Argos), quedaban para el pueblo llano.
Y es inconcebible que una población de poco más de dos mil vecinos tuviera a una numerosísima masa trabajadora para el cultivo agrícola sumida en distintos grados de miseria. Ello era debido a la mentalidad de las familias pudientes que en los años del siglo XIX ya tenían definidos sus roles, fueran conservadores, liberal-conservadores o liberales, pero lo cierto es que a partir de la segunda mitad de este siglo, tras de la muerte de Fernando VII, surgen en esta población personajes de gran fuste, de los que nos ocuparemos otro día.
Pero no olvidamos que Cehegín fue siempre una población eminentemente agrícola, que empezó a industrializarse aunque modestamente, que llegó a alcanzar gran ritmo con las industrias del cáñamo y alpargates y con otra prestación de servicios. Y en alto grado.
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