El 14 de septiembre de 2003 se cumplió el cincuenta aniversario  de la imposición del bastón de mando como Alcaldesa de esta ciudad a la imagen de la Santísima Virgen de las Maravillas por el Obispo diocesano, Monseñor Sanahuja y Marcé, en un acto lleno de fervor, de interés y de curiosidad por lo novedoso, pero siempre de amor hacia la Patrona que coronada en 1925 y 1950 como madre celestial en esta tierra, era investida como regidora mayor de los cehegineros.

El acto tuvo lugar en la Iglesia de Santa María Magdalena, siempre Mayor y entonces única Parroquia, antes de iniciarse la procesión de retorno de la Soberana a su Santuario en el populoso Barrio de su nombre, tras las fiestas patronales.

El Alcalde, don Felipe Peñalver Palud, se acercó al altar y con sentidas palabras puso en las manos del Prelado tal atributo distintivo que éste colocó en la peana del trono y que tras de las palabras episcopales se formó el desfile que cada año recluta más fieles devotos.

La razón de que la Virgen fuera nombrada Alcaldesa estaba latente en muchas personas de la vida socio-económica-religiosa local y fue recogida por la Junta Directiva de la Hermandad de la Virgen, presidida pro el Dr. Ginés de Paco y de Gea que la elevó al Excmo. Ayuntamiento pleno el día 10 de Agosto de 1953, acuerdo por unanimidad; y este año 2003, en el mismo día y mes, se reunió para ratificar el acuerdo cincuentenario y delegar en el Sr. Alcalde, don José Soria García, para que en la celebración del día 10 de Septiembre, festividad canónica y onomástica de las Maravillas, Mavis y Villas, fuera reiterada la Ofrenda civil de todo un pueblo por medio del mismo bastón que cumple Bodas de Oro a los pies de Nuestra Señora Alcaldesa.

Una Alcaldesa guapa que puede recibir los piropos de sus gobernados a los que no denunciará por intento de soborno. Por tantas razones, siempre es bueno recordar y, a los más nuevos enseñar, que nuestra Virgen es dos veces coronada, Patrona y dos veces Alcaldesa.

 

         El cronista hoy no transcribe documentos sino vivencias prendidas al alma, puesto que es el único superviviente de aquella Junta Directiva, el mecanógrafo del escrito acordado para la Corporación Municipal, el que siguiendo instrucciones de la Comisión de Festejos eligió en Madrid –“Villanueva y Layseca”- esa preciosa vara concebida especialmente para Ella. Y, en suma, recordará en los mementos eucarísticos a aquellos próceres y amigos que no concebían el amor a Cehegín si no era a través de la Virgen. Por eso, ya estarán, también, a la diestra de Dios Padre.