«Doña Juana, por la Gracia de Dios, reina de Castilla, de León, de Granada, de Toledo, de Galizia, de Sevilla, de Córdoba, de Murçia, de Jaén, de los Algarves, de Algezira, de Gibraltar, de las yslas de Canaria, e de las Yndias, yslas e tierra firme del mar Oçeano, prinçesa de Aragón e de las dos Seçilias, de Jerusalén, archiduquesa de Austria, duquesa de Borgoña e de Brabante, condesa de Flandes e de Tirol, señora de Vizcaya e de Molina…»

Este documento de la fotografía es una de las joyas que conservamos en el Archivo Municipal de Cehegín, una Real Provisión de doña Juana I de Castilla, conocida popularmente como ‘Juana la Loca’ enviada al concejo de Cehegín en el año 1515. Habla sobre la necesidad de proteger los paños de Castilla frente a los extranjeros.

Hay que tener en cuenta que Cehegín producía seda y fabricaba paños y por eso se le envió esta Provisión. De hechos tenemos referencias a morerales en las actas capitulares desde el año 1509. Cehegín producía paños de seda y de lino, al menos desde el siglo XV, y el nombre de la calle de los Pañeros, existente quizá desde el siglo XVIII, no sabemos si antes, es el reflejo del lugar donde estaban instalados los mismos.

Quizá no sabíais que Cehegín fue durante la Edad Moderna, sobre todo en el siglo XVI y fundamentalmente el XVIII, un importante productor de seda. Durante estos siglos el cultivo y tratamiento de la seda tuvo mucha relevancia, hasta tal punto que el Concejo cada dos años elegía a una persona para ostentar el oficio denominado “Fiel de la seda”. No obstante es muy probable que ya en época musulmana se produjese este género, para luego perderse en el siglo XIV y volver a regenerarse en el siglo XVI.

Este «fiel» se encargaba de controlar que todo el movimiento del género, así como la producción, el peso y la venta se hiciese con arreglo a las ordenanzas, para evitar los fraudes y engaños. La seda movía mucho dinero, pues era un género caro y muy apreciado, y su comercio solía estar controlado por comerciantes italianos, genoveses fundamentalmente, que la distribuían por toda Europa.

Los morerales estaban muy extendidos en las zonas de regadío del término concejil y sus hojas verdes y frescas eran el alimento de los gusanos de seda. Pasado algo más de un mes después de salir de los huevos éstos comienzan a formar un capullo. Cuando éste estaba terminado eran recolectados, antes de que el gusano se transformase en mariposa, y cocidos con el animal dentro, que era extraído después de la cocción, quedándose con la seda.

Sabemos que ya en el siglo XVI Cehegín tenía una lonja en la que también se movería el género de la seda. Con el tiempo se perdió la producción sedera, quizá porque la rentabilidad de este producto casi de lujo ya no era buena, por los cambios climáticos del siglo XVII, que fue un siglo frío y seco, quién sabe. Sin embargo se recuperó considerablemente en el siglo XVIII, con un aumento de la producción.

Dice el Acta capitular de 1 de abril de 1739. “Sobre registro de la cría de seda. Asimismo acordaron que por quanto la experiencia a mostrado que algunos ezinos desta villa sin tener morerales crían seda, caussandose con esto los urtos de oja que hazen a los cosecheros, que no es justo se de lugar. Y para su remedio ordenaron Sus Mercedes se publique que todas las personas que hechasen a criar seda dentro de nuebe días manifiesten la que echan y las moreras que tienen, y en qué sitios…”