La Crónica de don Alonso de Góngora y Faxardo sobre las grandes riadas del río Argos en 1797, que transcribo a continuación, se incluye en el manuscrito ‘Noticias averigüadas por mí, don Alonso de Góngora y Faxardo, en este año de 1818’.
“Paso a rreferir los daños ocasionados en el río Argos y por otro nombre yntitulado el río de Canara.
En 11 de octubre del año pasado de 1797 estaba el cauce de este río muy estrecho, habiendo a un lado y otro del mucha tierra vlanca riego estercolado, que las cultibaban los vecinos de esta villa de Cehegín, y en ellas muchos árboles frutales. Y fue tal la crecida que salió con tanta porción de agua, que los nacidos no lo habrán visto ni oydo a sus mayores. Se llebó todas las tierras y árboles referidos, dejando un grandísimo espacio y plan, de forma que llegaron sus aguas a lo alto de la piedra que muele el molino que llaman de la Peña, propio de don Juan Fernando Álvarez Fajardo, regidor perpetuo de esta villa.
Se llebó los vancales por donde yba la acequia que conducía las aguas para moler dicho molino y le fue forzoso a su dueño hacer unas minas para que por ellas cruzase el agua. Y teniendo dicho molino, como tenía, su puerta principal enfrente del río, la mudaron por donde oy se alla, tapando con fortaleza la antigua. Y se fabricó entonces la muralla para que le sirviese de resguardo y entonces se pusieron los álamos que hay antes de llegar al molino que llaman de Chico, por haberse llebado y robado por donde yba el camino para dicho molino, y la acequia que llaman de la Vega. Por cuyo motibo fue forzoso tomar tierra de los bancales que ay enfrente del referido molino de Chico para la parte de arriba, para hacer camino nuevo y formar otra acequia nueba, para conducir las aguas para regar las tierras del eredamiento de la vega.
Asimismo destruió enteramente toda la acequia que principia en el espresado molino de la Peña, y conduce sus aguas por toda la ribera que dicen de San Sebastián, para el molino que llaman del Pantano, propio de don Pedro Sánchez de la Rosa. Y a éste le fue forzoso formar a su costa otra nueva acequia para que pudiese moler dicho su molino, que llaman la acequia de Canara. Esta es la nube tan nombrada que llaman la de San Simón y Judas, que quedó en memoria de estos vecinos por los muchos estragos que hizo.”
Fotografía: Archivo Municipal de Cehegín. Riada del río Argos, septiembre de 1997.
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