Las actas de defunción de la parroquia de Santa María Magdalena de Cehegín son un elemento perfectamente ilustrativo del enorme daño poblacional que causó la epidemia de Fiebre Amarilla que coincidió con los estragos de la Guerra de la Independencia en esta población. Se han contabilizado para el año 1809, 95 defunciones de adultos y para el año 1810 un número de 79. Son cifras normales para este periodo. Sin embargo durante los años 1811, 1812 y 1813 el número de fallecidos aumenta espectacularmente.
No sabemos el número exacto de los óbitos producidos por la epidemia, pero sin duda su impacto fue importante. Así en 1811 hubo 155 fallecidos totales, en 1812 fueron 170 y en 1813 su número llegó hasta los 140. En 1814 y 1815 ya se estabilizan las defunciones hasta un número habitual en estos tiempos, 92 muertos adultos en 1814 y 82 en 1815. Sin embargo en 1816 se produce un ligero ascenso, hasta los 107 fallecidos. No son muchos, pero parece que ninguna epidemia azotó la villa ese año. Una posible explicación pudo ser el que se tratase de un año muy frío y seco, causado por el fenómeno global conocido como “el año sin verano” referido al 1816 y causado por la explosión del volcán Tambora en 1815, que llegó a afectar a Europa Occidental. Ahora empezamos a comprender, poco a poco, de qué manera afectó este desastre de la naturaleza a nuestra tierra. Pasado este año las cifras de fallecimientos vuelven a la normalidad, con 75 en 1817 y 78 en 1818.
Con respecto a la erupción del volcán Tambora, podéis observar cómo fenómenos que suceden a muchos miles de kilómetros pueden alterar el clima y la economía de todo el planeta, y más en aquellos años en los que cualquier cambio significativo en el clima influía de manera determinante en la vida de las personas. Datos a tener en cuenta hoy día.
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