‘La conservación del Conjunto Histórico de Cehegín’. Por Arturo Martínez de Maya, primer premio del concurso organizado por el Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de la Región de Murcia en la modalidad de Trabajo Fin de Máster

 

 

El Trabajo Fin de Máster (TFM) no es más que la respuesta a un sentimiento. Un sentimiento que ha ido creciendo y madurando con el paso de los años en uno de esos cehegineros que le gusta zambullirse y bucear por las callejuelas del casco histórico de su pueblo.

Sin embargo, pasear por el casco antiguo, como se suele llamar aquí, a menudo, se convierte en una experiencia contradictoria, trágica y tremendamente gratificante. Trágica porque vemos un entorno a la deriva entre el olvido y la falta de mantenimiento, entre cornisas languidecientes y muros desmigajados. Grato, porque sin ser de una gran extensión, al pasear por su estrechas e inclinadas calles, quedamos sorprendidos cada día por un inesperado y desconocido rincón que te atrapa, una perspectiva que te invade, un punto de fuga que te libera.

Calles que, a cada paso, quedan conformadas por pequeñas edificaciones de corte humilde, compuestas en su mayoría por tierra apisonada y mampuesto. Configuradas mediante limitados huecos, entre las cuales, en determinados puntos, se disponen otras edificaciones, de mayor envergadura y con un grado de protección, que las han hecho más apetecibles para investigadores y profesionales, dejando un poco al margen el resto de construcciones más tradicionales.

Entendía que las casonas, los escudos nobiliarios, iglesias y plazas, ponen el acento y subrayan a un todo del que no se podrían desprender, al menos no por su bien y por el de todos los cehegineros. Si buscamos la definición de ‘CONJUNTO’ vemos como la Real Academia Española (RAE) habla de la «totalidad de los elementos o cosas poseedores de una propiedad común, que los distingue de otros”. Por eso creo que es tan importante entender esto y considerar nuestro entorno como un todo homogéneo. Es por esta causa por lo que me lancé a desarrollar el documento a modo de guía-manual para mi trabajo final de master, sobre patología e intervención en edificación, para aportar mi pequeño grano de arena a la conservación de nuestro patrimonio. Procurando aportar cierto conocimiento ante una propuesta de actuación en nuestro entorno.

Intenté desarrollar mi TFM a modo de manual, buscando que fuese un libro de cabecera para todos los públicos interesados por la conservación y mantenimiento de nuestro patrimonio. He pretendido redactar con la terminología adecuada para que, tanto técnicos, como maestros de oficios y neófitos en la materia se encuentren cómodos con un vocabulario sencillo pero riguroso. Entender cómo y porqué se deterioran nuestras construcciones, conocer las lesiones más habituales y saber detectarlas a tiempo, aprender cómo intervenir y prevenir cada
uno de los daños, o entender cómo afecta a nuestra economía y a la eficiencia energética, son conceptos que, creo, se tornan en imprescindibles hoy en día.

Para ello, tras analizar los inmuebles no protegidos del lugar, he elaborado una serie de documentos donde queden reflejadas las lesiones más comunes existentes. Clasificándolas en familias, y distinguiendo dentro de cada una de ellos una primera toma de datos, la identificación del daño, el análisis de las causas y propuestas de intervención sobre el mismo.

Además, he generado un modelo de vivienda sobre la que he llevado a cabo este análisis y actuaciones. Llegando, incluso, a definir las mejoras energéticas, estableciendo un presupuesto y valorando la repercusión y beneficio económico de tales actuaciones. Estos apartados aportan datos tangibles y reales que espero ayuden y animen a quien lo lea a llevar actuaciones de reformas y rehabilitación. Pues creo firmemente que el tiempo y el buen hacer, unido al compromiso, van a ser las claves del mantenimiento y conservación de nuestros inmuebles.

Tiempo para hacerlo en el momento adecuado, para hacerlo antes de que vaya a más. Tiempo para que una lesión leve no degenere en una grave y tiempo para que una lesión grave no termine en ruina. Y buen hacer para utilizar los materiales adecuados, en el lugar adecuado, con el proceso constructivo adecuado, de la manera adecuada. Porque de lo contrario no llegaremos a tiempo. Y el final ya lo conocemos, porque hemos visto muchos inmuebles marchitarse. Y es que, como dice el poema de Machado que menciono en la introducción del trabajo, “el tiempo lame y roe y pule y mancha y muerde”. Actuar en consecuencia debe ser nuestro compromiso.

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