Antonio González Noguerol
Pues sí, ya llegó el veraneo, o las vacaciones estivales como diría un finodo. Como cada año por esta época el sufrido proletario se dispone a afrontar la temida odisea: disfrutar unos días de asueto con su esposa, niños… ¡y suegra!; bien en la montaña, el mar o el campo…., si la crisis y los poderes económicos lo permiten, hasta un crucero por esos mundos de Dios.
Así que prepararemos las maletas, el automóvil, comprobemos los niveles y la correcta presión de los neumáticos, etc. y enumerar minuciosamente a los chicos, no se nos vaya a perder alguno, aunque en estos tiempos es raro criar tanto ‘chiguito’; según los informes estadísticos somos uno de los países de la U.E. que menos procrea, como siempre vamos a la contra del resto de nuestro entorno. Ya lo decía el Tío Piadao: “Esta España no hay quien la entienda…”, cuando el mundo occidental observa que hay que aumentar la natalidad, —¡¡que nos estamos aviejando…!! y pronto seremos un país de jubilados— nosotros, ni cortos ni perezosos, para eso somos más quijotes, a meterle mano al preservativo, y como subraya la estadística sólo criamos niño y cuarto por familia.
Pero bueno esta es otra historia; sigamos con las anheladas vacaciones: arrinconemos por unos días la corbata windsor, el reloj analógico y demás atavíos esclavizantes -¡aunque no olvidar el móvil, que es sagrado!- y descansemos en plan semisalvaje, echados a la bartola estival, a calzón quitado o con un simple pantalón corto que nos servirá tanto para bañarnos como para ir al restaurante, hasta no podremos rascar tranquilamente los ‘cataplines’, mientras esperamos la paella.
Remedaremos las tribus de gitanos: vida al aire libre para broncearnos debidamente, bien sea en la playa o en algún camping de esos donde guisar, dormir, mear y lavarnos la cara ‘todas y todos’ juntos. Algunos maridos exhibirán ante la tribu sus dotes gastronómicas en la barbacoa. Y si somos de los que aun gozan de boyante economía nos regalaremos de vez en cuando una parrillada en la marisquería ‘La Melva de Cela’.
Nuestros dirigentes olvidarán por unas semanas darnos la tabarra con los índices bursátiles y demás ‘macros’ y se harán la foto jugando al dominó con gentes del pueblo donde veranean, después se perderán y ya no aparecerán hasta setiembre.
Según algunas fuentes turísticas: “Muchos españolitos ya preparan el equipaje para sus particulares ‘vacaciones’ por Europa, es decir, en la vendimia. En nuestras costas mediterráneas también se espera la visita de viajeros de todo el mundo: se calcula que al menos cincuenta pateras recalarán cerca de Marbella…, seguramente invitados por los herederos de Gil y Julián Muñoz que les esperan con los brazos abiertos, junto a Briantore & company.”
“El precio -de recesión- para la cena de inauguración de la temporada no llega a 1.500 euros por persona, —— y se espera la llegada de rostros famosos del deporte y los toros, además de la gente guapa del corazón. Ningún lugar mejor que la mítica Milla de Oro marbellí para albergar a los mega-millonarios ociosos, con ganas de derrochar su dinero en tiempos de crisis”.
Asimismo —ahora en serio— en nuestra comarca recibiremos algunos familiares y amigos que hoy tienen su vida en otros territorios. Y es que en nuestros pueblos del Noroeste de Murcia hay suficientes atractivos para descansar unos días del ajetreo de las capitales. Y como todos los años se producirá el tópico saludo: ¿cuándo has llegado?,… ¿cuándo te vas?.., no han hecho más que “tomar tierra” y parecemos desear que se “larguen”…
Los que se quedan aquí, no se preocupen, pues disfrutarán de extraordinarios espectáculos al aire libre y del fresco de esta tierra, sobre todo los paseos nocturnos por el casco antiguo de Cehegín contemplando el guiño de las estrellas.
Y disfrutar de las exquisitas tapas; unas gambas a la plancha con una cerveza bien fría; un refrescante granizado. Siempre con moderación pues según afirman nuestros sesudos economistas, todo se va solucionando, aunque debemos seguir apretándonos el cinturón; como diría el gran Cantinflas: “¡Truénele, mi compadre!, con el 4% de CPI, más el 0,5% de inflación, restado al I.P.C. favorable, con los beneficios del déficit que se reduce al 1,1, menos el 1,2 de las mermas oficiales, más PIB bruto…que comprime a la prima… ¡casi llega para el veraneo…!”, perdonen el canchondeo pero este galimatías no lo resuelve ni el mismísimo Pitágoras.
¡¡Uf, qué calor!!
Amigos diviértanse y disfruten del veraneo y que Dios reparta suerte en el próximo curso.
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