Corrida mixta en todos los sentidos. Porque hubo de todo ayer en Cehegín. Empezando por la terna, rejoneador, torero y novillero, pero también porque la mezcla de ingredientes, arte, lucha, emoción y triunfo, fue una constante en el festejo. El público supo leer en cada momento lo que estaba pasando en el ruedo y valoró con buen juicio que Diego Ventura y Manuel Jesús El Cid cortasen dos orejas cada uno a los segundos de sus lotes, mientras el novillero Antonio Puerta se llevase tres apéndices, dos en su primero y una en el segundo. Sin duda, el verdadero triunfador de la tarde. El ganado ayudó con su buen juego.
Hubo ambiente en una Plaza de Toros de Cehegín que registró una gran entrada para los tiempos que corren. Cerca de tres cuartos de aforo en una tarde agradable y sin excesivo calor. La fiesta arrancó con los clásicos prolegómenos del desfile de la banda de música y el paseo en coche descapotable de la Reina y Damas de las fiestas patronales. En el callejón se pudo ver a invitados ilustres como el consejero de Educación de la Región de Murcia, Pedro Antonio Sánchez, así como al alcalde de Calasparra, Jesús Navarro, acompañados por su homólogo ceheginero, José Soria, junto a varios de sus concejales.
Antonio Puerta encandiló a todos. Está pletórico, gustándose y dibujando el toreo como nunca. Su clasicismo está complementado de confianza y decisión. Y así lo demostró ayer con sus dos reses. El primero ‘Dormidito’, de la ganadería de Torrestrella, tercero de la tarde, un novillo carbonero de bella estampa y bien presentado, al que acogió con finura en el capote. Se lo brindó a sus dos compañeros de la tarde. Le sacó pases ligados en varias tandas, incluidos naturales por el lado izquierdo. Seguro y metido entre los pitones del novillo demostró que está mejor que nunca. Como premio dos orejas tras media estocada y descabello.
Con el segundo, Puerta volvió a exhibir todo su arte. Corrió la muleta y sacó tandas de valor. Aunque ‘Aguamarina’, que es como se llamaba el novillo, fue desarrollando sentido y le condujo a tener que pelear en una dura brega de arrimones que acabó en un duro golpe en el pecho. Tomó aire y se quitó la chaquetilla para entrar a matar. Otra media estocada algo tendida acabó con el novillo, que brindó al artista y escultor ceheginero, Nicolás de Maya, gran aficionado al mundo de la tauromaquia.
Diego Ventura fue el encargado de abrir la tarde. Desde el principio se sintió a gusto frente a ‘Velito’, de Murube. Conectó con el respetable a base de un toreo a caballo ceñido y pinturero. La faena con el caballo ‘Sueño’ alcanzó momentos sublimes que calaron en el tendido. El único pero fueron los tres pinchazos anteriores al rejón de muerte que acabaron por enfriar a una grada encendida minutos antes. Descabelló con acierto a la primera. El premio se quedó en una sentida ovación que el rejoneador vivió desde dentro del callejón sin querer salir a saludar, contrariado por haberse escapado el premio.
En el cuarto de la tarde, Ventura optó por ir a por todas para captar la atención de un público algo frío que estaba aún con la boca llena de la merienda. Y para conseguirlo sacó a la arena a sus caballos ‘Oro’ y ‘Remate’. Con el primero, a la pata coja, calentó el ambiente al citar de lejos a ‘Jaquetón’ (Murube) ante un público enaltecido, mientras que con el segundo puso la guinda con un rejoneo de altos vuelos y la colocación de banderillas cortas a dos manos y al violín.
Por su parte, El Cid que vimos ayer no fue el de hace un año en la misma corrida del día 10 de septiembre. No se sintió cómodo y eso se notó. Sin embargo, la vergüenza torera del maestro sevillano está fuera de toda duda. Y ante un lote de Torrestrella deslucido, que le dejó poco margen, casi ninguno en el primero, un toro escaso de fuerzas al que sólo le pudo sacar algunas pocas series. Lo mató de media estocada y acertado descabello a la primera. Salió a saludar tras los aplausos cálidos del público.
Con su segundo, ‘Estudiante’, dio un paso adelante y se sobrepuso para no perder el paso frente a sus compañeros. Ligó buenas tandas, bien rematadas, a pesar de que el toro tampoco transmitía demasiado. Pero su lidia pausada y con buen sabor llegó a los tendidos. Se tiró de verdad sobre los pitones a la hora de matar y se llevó un fuerte golpe en el pecho. Sin amedrentarse pese al pinchazo, volvió a echarse encima del toro en una segunda intentona que acabó con el animal, al mismo tiempo que él fue prendido en el muslo sin consecuencias graves, pero con toda la taleguilla destrozada.
Así que la tarde acabó con final feliz para todos, empezando por el público, que vio cumplidas sus expectativas y disfrutó de un festejo variado y entretenido. Los cehegineros se fueron a la procesión de la Virgen de las Maravillas convencidos de que mereció la pena pagar la entrada.
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