El próximo sábado, Esperanza Guirao leerá el pregón de la Semana Santa 2017 de Cehegín en la iglesia de la Soledad. Y hoy queremos que ustedes descubran con nosotros quién hay detrás de la profesora y jefa del departamento de Ciencias Sociales del Centro de Adultos del Noroeste; de la profesora de guitarra clásica que fue una de las primeras docentes de la Escuela Municipal de Música; de la orientadora familiar y educadora en servicios sociales,….; pero, sobre todo, queremos mostrarles su compromiso con la Semana Santa ceheginera.
Esperanza nos cuenta que un mes después de su nombramiento como pregonera sigue sorprendida. «No me lo esperaba, por eso, la primera reacción, por supuesto, fue de sorpresa, a continuación dudé un poco. Pero después, los sentimientos que afloraron y que aún prevalecen, son la alegría y la ilusión. Era consciente de que la responsabilidad al aceptar este cometido era grande, pero mi entusiasmo es aún mayor. Con respecto a ser la segunda mujer pregonera en poco tiempo, considero que tiene su parte positiva, ya que en algunos aspectos las mujeres tenemos una sensibilidad diferente a la de los hombres y podemos complementar y enriquecernos mutuamente. Por otro lado, en todo pregón realizado por varones siempre se ha tenido en alta consideración a la mujer».
Y pronto afloran sus recuerdos de niñez, de imágenes y anderos; de aromas y de celebraciones familiares. «Desde pequeña acudía a los Oficios de Jueves y Viernes Santo, con mi madre y mis hermanos. Y cuando había procesiones las veíamos todas. Mi madre tenía una tienda y confitería en la calle Mayor, enfrente de lo que entonces era el ayuntamiento, hoy Museo Arqueológico. Recuerdo las bolsas de caramelos de Hellín, la gente que entraba a comprarlos los días previos a la Semana Santa. Entre la calle Poeta Zorrilla y la calle Olmitos estaba la panadería de mi padre donde, para Domingo de Resurrección, hacía muchos hornazos, con almendras, nueces y anises, con su rico y característico olor. Para Viernes Santo mi madre siempre hacía el típico potaje de garbanzos con pelotas de bacalao».
«Cuando llegaba Domingo de Ramos en mi casa nos sentíamos contentos, pues mis hermanos y yo estrenábamos alguna pieza de vestir, por pequeña que fuera, era un motivo de alegría. Y Domingo de Pascua, disfrutábamos cuando salíamos al monte de gira, era un momento de celebración y encuentro con la familia y con los amigos. El aire del campo nos abría el apetito y dábamos cumplida cuenta de cuanto llevábamos para comer: panes, habas, queso, relleno, olivas picadas, “pimpirrana” (pipirrana) como la llamamos aquí y, por supuesto el típico arroz con conejo con aroma a romero y os hornazos con chocolate. Hoy intentamos seguir esa tradición en mi familia, después de la alegre procesión de la Resurrección de Cristo, nos juntamos en casa parte de la familia o salimos fuera».
Esperanza también recuerda que «al principio no entendía muy bien el alcance de las procesiones, pero conforme me las iban explicando despertó en mí ese sentido religioso que caló muy hondo. Es el mismo sentido que les he transmitido a mis hijos. Ellos, desde muy pequeños han participado y participan muy activamente en la Semana Santa. Primero salían con la Cofradía Entrada en Jerusalén. Mi hija, Ana, desde los cuatro años formó parte de la cofradía de la Virgen de los Dolores (Negros) y mi hijo, Isidro, es vocal de juventud en la cofradía de nuestro Padre Jesús Nazareno. Mi marido también forma parte de la Cofradía de la Preciosísima Sangre de Cristo (Coloraos) y es andero de los ‘moraos’. Ahora y, desde hace años, los cuatro somos de la cofradía del Cristo Resucitado».
En todo ese tiempo, añade, «la Semana Santa de Cehegín ha ido en constante progreso, mejorando cada año, implicando cada vez a más personas. Creo que, los pocos o muchos componentes de una u otra cofradía, están motivados por su devoción y sentido del compromiso y eso hace que unidos busquen mejorar e innovar para que nuestra Semana Santa sea cada vez más grandiosa y no se pierda. Todos los que creemos en ella hemos de aportar nuestro grano de arena para que se mantenga. También es importante que prevalezca el sentido religioso por encima del sentido cultural o turístico, aunque también tiene su importancia; sin olvidar que todas las cofradías deben tener un objetivo común. El futuro está en los jóvenes que tienen mucho que aportar aprendiendo de la experiencia de sus mayores».
En este punto, Esperanza matiza que» la Semana Santa es como una ‘catequesis plástica’. A veces es complicado compatibilizar la vida social con la vida religiosa, parece que resulta difícil hablar de FE. La Semana Santa, forma parte tanto de nuestro Patrimonio religioso como del cultural, ambos aspectos merecen respeto. Así, desde el respeto, la diversión y la devoción pueden ser perfectamente compatibles. Muchas veces despreciamos las cosas porque no las conocemos o porque se nos ha dado una información errónea. A veces, el ignorar las cosas nos hace ser intolerantes».
Y antes de la despedida, le pedimos que nos adelante cómo va a ser su pregón del próximo sábado. «Lo voy a enfocar desde una perspectiva optimista; consistirá, entre otras cosas, en una pequeña reflexión sobre lo que supone la Semana Santa desde mi óptica de creyente aunque también destacaré la importancia que tienen las cofradías en su conjunto y el papel fundamental de las familias en estas fechas. Por eso me gustaría decir que todos los cehegineros tenemos nuestro lugar en la Semana Santa, unos dentro de las procesiones y otros fuera, contemplándolas, pero todos formamos parte de ella. No dejemos nuestro lugar vacío, pues nos echarían de menos. Esto no es cosa de unos pocos, es de todos y para todos».
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