Hasta ese momento, recuerda, «había estado muy implicado -desde los años 90- con grupos como ‘Autobluses’, ‘El Quinto Tam-Tam’ y algunas otras formaciones que, con el tiempo, fueron quedando atrás. Pero al empezar a dedicarme profesionalmente al mundo de la música, fuí colaborando con otras bandas e, incluso, montando formaciones como ‘Bang’, un trío de clásicos de Rock and Roll, con el que llevamos girando ya 13 años. Tengo que reconocer que los momentos más bonitos en los escenarios han sido con mi gente de Cehegín; con ellos aprendí y viví esas primeras nuevas experiencias, acompañadas por esa frescura y pasión de la juventud. Quizás, por eso me siento tan bien cuando los tengo al lado en cualquiera de mis proyectos».
Una sensación que se repite con el público. Wichy destaca que «por suerte, percibo el cariño y reconocimiento de mis paisanos al trabajo y la trayectoria de todos estos años. Cada vez que voy al pueblo me cruzo con gente que me para y me felicita por mis proyectos; es algo absolutamente maravilloso y de lo que estoy muy agradecido. Para mí, la música es un estilo de vida. Siempre ha dicho que es el único trabajo que he tenido; en el que nunca he tenido la sensación de estar trabajando. Evidentemente, cuando te dedicas profesionalmente, tiene los componentes de un trabajo: horarios, sesiones de estudio, pruebas de sonido, etc… Pero la magia de que se pare el tiempo, cuando estás en plena actuación, hace que lo sientas como un regalo de la vida».
Si hubiese que calificar su estilo, muchos coinciden en llamarlo ‘pop elegante y rock and roll’, aunque el músico ceheginero señala que «el adjetivo que más me gustaría ponerle es que son historias contadas a través de canciones. Si consigues que alguien se sienta identificado con la historia que estás contando, el estilo queda en un segundo plano. Yo me he movido mucho por esos palos y, quizás, por eso son los elegidos para dar forma a mis canciones. Lo importante es transmitir».
‘Vueltas y vueltas’, publicado en 2019, marca un hito en la trayectoria musical de Wichy de Maya. Es su primer disco en solitario y como él mismo reconoce, «marca un antes y un después, una nueva etapa desconocida. Hasta ese momento, mi papel en el escenario y las grabaciones siempre había sido desde la retaguardia. Pero ahí cambié ese rol por el de ‘frontman’, llevando todo el peso del concierto y asumiendo la primera línea del escenario. Ha sido la experiencia musical más gratificante que he tenido jamás. Es muy emocionante conectar con el público a través de mis canciones y ver cómo las hacen suyas, coreándolas y disfrutándolas. Creo que ésa es la verdadera meta de cualquier artista».
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