Antonio González Noguerol
Ya viene el cortejo… Los sebastianistas, tiznados como fogoneros, escalan atosigados las recias cuestas con fatiga del espléndido Casco Antiguo de Cehegín, formados en peregrinaje a la manera de la antañona Santa Compaña, aunque festera.
Desde “los Pretiles” de la plaza del Castillo se vislumbra la larga fila de místicas lucernarias que se acercan despaciosamente hacia el entorno de la calle de la Orden de Santiago.
Ya se expande por el aura invernal la humareda sagrada de las teas que trasladan el prodigioso fuego. Previamente han invocado a los cielos la bendición de San Sebastián, allá en las venerables ruinas de su ermita para que nos proteja de las epidemias y los huracanes malignos y permita disfrutar los tradicionales festejos.
Los parroquianos capitaneados por el mayordomo, aguardan expectantes en la plaza de la Iglesia para proceder al encendido del Gran Castillo del Santo. Enormes troncos perfectamente erigidos en una montaña leñosa, forman una pira gigantesca que será pasto del fuego sacrosanto y a su amparo, serán diseccionadas las viandas propias de la fiesta. (Pan y Chicha asada, Empedrados de bacalao y alubias, Migas ruleras con tajás, y arroces variados)… y ¡Vino de la Tierra! ¡¡Mucho vino y música…!!
Al día siguiente, como cada año, en la fría y espléndida mañana, se celebrará la misa en la recoleta “República del Mesoncico”, al son de las cuadrillas de animeros. No volarán, como en tiempos lejanos, las naranjas en incruenta lucha lisonjera, pero sí las dulces y “pacíficas” flechas del santo, que una vez bendecidas serán degustadas por los asistentes, debidamente regadas con mistela.
Y así un año más volvemos a ensalzar la figura del santo patrón más antiguo de Cehegín, San Sebastián, invocando su protección contra todos los males que puedan acecharnos.
Felices Fiestas 2015.
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