Raffaele Fiorenzano Limongi (Rafael Florenciano Limonche), natural de Acquafredda, aldea de Maratea, provincia de Potenza, región de Basilicata, Reino de Nápoles. Hijo de Carlo Fiorenzano y Vincenza Limongi (Vicenta Limonche). Nacido entre 1827/29 y casado a los 34 años de edad, el día 12 de junio de 1863 con la caravaqueña Ana Mª Martínez López de 23 años, el día 4 de enero de 1840. Hija de un tendero llamado José Mª Martínez Martínez y María López Egea.
Rafael falleció en Caravaca el día 1 de marzo de 1870. Tuvieron 3 hijos: Vicenta, Mª Josefa y Carlos Florenciano Martínez.
El apellido Limongi (Li Mongi) quiere decir «El Monje» en Calabrés. El primer Limongi documentado es Giovanni Giacomo Limongi, nacido en Lauria a 27 kms. de Maratea, alrededor de 1590. Tal vez, cuando Rafael dio su 2º apellido al cura en su dialecto napolitano, dijo algo así como ‘Limonchi’ y éste, al querer españolizarlo, escribió Limonche y así quedó ya plasmado para la posteridad. Es solo una teoría, claro.
Por las venas de Ana Mª Martínez López, su mujer, también corría sangre italiana, ya que su abuela materna era una italiana afincada en Caravaca llamada Catalina Cassola. Me cuenta Antonia Fernanda López Guirao, que es de ella la famosa receta de los ‘macarrones’ que la familia Guirao Florenciano aún hoy sigue degustando en días señalados y que tienen como bandera de su estupenda micro gastronomía familiar.
Acquafredda di Maratea debe su nombre a una de las fuentes marinas más raras de agua dulce existentes en Italia. El agua que proviene de esta fuente es más fría que la del mar circundante y por eso los pescadores la llamaron ‘acqua fridda’ (agua fría). Este lugar paradisíaco al sur de Italia, es una especie de aldea perteneciente a Maratea, asomada al Mar Tirreno, donde vino al mundo nuestro protagonista Raffaele Fiorenzano. Posee una costa impresionante con empinadas paredes, cuevas, bahías y playas, algunas no alcanzables excepto por mar.
Acquafredda ganó un lugar especial en la historia el 4 de julio de 1848, cuando el revolucionario Costabile Carducci encontró la muerte, asesinado por el pro-Borbón Vincenzo Peluso. Carducci fue enterrado más tarde en la iglesia parroquial, donde es recordado por una placa.
Calderero es el oficio antiguo del artesano que fabricaba calderos y otros cacharros de metal y los distribuía por las poblaciones por el sistema de venta ambulante. Está asociado a los oficios, también desaparecidos en Occidente, de cobrero, latonero y hojalatero. Tiene su origen gremial en la calderería, referida al oficio, taller o barrio donde se fabricaban cacharros. Además de diversos tipos de recipientes para el uso tanto doméstico como pre-industrial, el catálogo comercial del calderero podía incluir piezas de artesanía como candiles, faroles y braseros. La Revolución Industrial, el progreso y la mecanización en recintos fabriles hicieron desaparecer la estructura gremial y la imagen romántica del calderero.
La novela picaresca española recoge variopintos personajes del oficio de la calderería; quizá el más conocido de todos, por mágico, es el calderero de El Lazarillo de Tormes.
Que el pueblo de Maratea era un auténtico vivero de excelentes caldereros, lo refleja el mismísimo don Pío Baroja en su novela «El Mundo es Ansí» (1912); habla sobre el oficio de calderero atribuido a Tomás Badanelli, dueño del hotel Vista Alegre del Puerto de Santa María: «Nada puedo afirmar, ni desmentir. Sus actividades profesionales en Italia las desconozco. No obstante –y no parece que sea una coincidencia- consta que en 1853 residían o trabajaban en una accesoria de la posada dos hermanos de profesión caldereros, nacidos en el municipio italiano de Maratea, Juan y Domingo Moya Brando, lo que hace pensar en un error de quienes le transmitieron los orígenes del local a Baroja».
Raffaele Fiorenzano Limongi, Llegó a Caravaca de la Cruz a la edad de 16 años junto a su hermano Giovanni; corría el año 1845. Durante el siglo XIX venían caldereros regularmente a esta zona de la península; seguramente lo hacían desde la ciudad portuaria de Maratea y otros puntos del reino de Nápoles hasta los puertos del Mediterráneo español, para arreglar calderos y calderas y otros cacharros domésticos de pueblo en pueblo. En el caso que nos ocupa buscaron acomodo en la floreciente Caravaca de la Cruz.
Como la vida en Italia era dura, sobre todo por los habituales movimientos tectónicos (volcanes y terremotos), estos, en una de sus visitas, acabaron quedándose, contrayendo matrimonio y formando aquí sus familias. Así ocurrió con Rafael Florenciano Limonche y Ana Mª Martínez López, que por motivos o impedimentos que se desconocen a día de hoy, y así se deduce de las actas de matrimonio y bautismo de sus hijos, pudieron por fin contraer matrimonio en 1863, cuando ya tenían formada su familia.
Y así llegamos hasta el recordado José Guirao Florenciano, su nieto, conocido como ‘Pepe el hojalatero’, que también fue taxista ocasional en la empresa de Bruno y transportista en las obras del canal. Nacido en Cehegín el día 6 de agosto de 1900, era el menor de los 8 hijos que tuvo Mª Josefa Florenciano Martínez, hija de Raffaele. Este artesano de inconmensurable bonhomía, que aprendió el oficio de su tío Carlos Florenciano Martínez, labraba zafras, moldes, sartenes y un sinfín de utensilios destinados al buen uso de las cocinas de Cehegín en su pequeña fragua de la Cuesta del Parador. Y es que la milenaria hojalata también formaba parte del oficio de aquellos menestrales del yunque y el martillo. Estaba casado con Lucrecia Laredo García, a la que yo recuerdo por su singular gracejo ‘laretano’. Era ferviente aficionado a aquel mítico Athletic Club de Bilbao como pocos he visto en mi vida. Residían en la calle General Primo de Rivera, más conocida como Placeta de San Francisco. Ya anciano, le gustaba sentarse en la puerta de su casa en una silla de asiento de anea, y era imposible pasar sin pararse y sacarle alguna broma de las suyas, eso sí, a grito pelado. José Guirao Florenciano falleció en Cehegín a los 71 años, el día 13 de marzo de 1972. Fueron sus hijos Francisca, Ramón (el hojalatero), Mª Josefa y Pilar Guirao Laredo.
Ramón «el hojalatero», su hijo, jubilado ya, se resiste a cerrar la vieja fragua en la que aprendió de su padre el oficio de calderero, hojalatero, sartenero, fontanero, cristalero o como queramos llamarle…, qué más da. La entrañable fundición renegrida por el paso de los años, donde antaño resonaban implacables los martillazos contra el metal, se ha convertido hoy en sitio de encuentro entre amigos; en centro de tertulia sobre lo cotidiano y lo antiguo y, también en lugar donde poder degustar unas excelentes migas en días de lluvia elaboradas en una sartén ‘auténtica’ como la llama su dueño Ramón el hojalatero, que cada día cuelga en la puerta del taller como símbolo de lo que un día fue ese lugar y para que los que allí nos concentramos, advirtamos a lo lejos que se encuentra abierto. Sartén de la que su dueño Ramón, dice no tener precio porque no piensa venderla jamás le ofrezcan lo que le ofrezcan; yo, por oírle, le digo: ¿Y si te dan 600 euros por ella?, a lo que él me responde oyéndosele hasta en ‘El Cantón’: ¡¡Que no pijo, que no la vendo!!
Rafael de Carlos, aquel señor de negro, serio; hombre honrado y poco dado a la alegría gratuita. Dicen los que le conocieron que gozaba de una memoria privilegiada. Otro ilustre hojalatero también dedicado a la fontanería que nos dejó hace algunos años casi en edad centenaria. Al igual que su primo Pepe, pertenece a esta saga de artesanos llegados a mediados del siglo XIX desde la legendaria Nápoles. Gracias a él sabemos que su antepasado Raffaele Fiorenzano lucía un zarcillo en una de sus orejas; y es que esta familia ha sabido transmitir su idiosincrasia de generación en generación, cosa que agradecemos y de qué manera los que profundizamos en las vidas de los antepasados.
Todavía no sé por qué el oficio de calderero ha derivado en la fontanería a la que, tanto él como su hijo Carlos Florenciano Hernández, ya jubilado, se dedicó y su nieto Francisco Carlos Florenciano Sánchez sigue teniendo como oficio.
Tras el fallecimiento en Caravaca de Rafael Florenciano Limonche en 1870 con tan solo 41 años, su esposa Ana Mª Martínez López, al quedar sola todavía muy joven, contrajo matrimonio en 2as. nupcias con el jumillano Bruno García Ferrer quien, según me cuenta Antonia Fernanda, era el oficial de la fragua, de quien tuvo otros 3 hijos: Emilio, Antonia y Rafaela García Martínez.
El nuevo matrimonio acabó estableciéndose definitivamente en calle La Tercia de Cehegín motivado por el hecho de que Caravaca estaba bien servida por los Orrico y Blas Brando, caldereros también de origen italiano.
Ana Mª Martínez López falleció en Cehegín, en la calle Manuel Ciudad a los 61 años de edad, el día 12 de enero de 1901, habiendo testado ante notario el día anterior a su muerte. Esto demuestra la buena disposición económica de la difunta, ya que el hecho de testar era signo de posesión de bienes, cosa muy singular en aquella época.
Agradecimiento: a Antonia Fernanda López Guirao, que me ha ayudado con su aportación de datos documentales y anecdóticos, a la elaboración de este relato biográfico.
Antonio Peñalver, abril de 2018.
Pedro 22 abril, 2018 a las 1:00 pm
Interesante relato. Recuerdo a Pepe en las tertulias de la barbería de Ginés, mi hermano, junto a la imprenta Gonor. Buena persona y un tanto «chillón». Hincha del Atlético cómo muchos, curiosamente, en aquella época. La saga de la calderería acaba con Ramón, su hijo, donde se reunen cada día tertulianos a hablar de lo divino y lo humano. Siempre que la sartén esté colgada en la fachada. A la una en punto Ramón la descuelga.
Norberto Marín 24 abril, 2018 a las 8:29 am
Muy interesante. Resulta que llevo algo de tiempo indagando sobre los Florenciano, y es posible que podamos compartir información y ampliar nuestros respectivos datos.
Antonio Peñalver 26 abril, 2018 a las 5:19 pm
Hola soy Antonio Peñalver. Si quieres contactar conmigo, te doy mi correo electrónico y te mando toda la información que necesites, así como si tú tienes alguna información que a mí me falte, pues me vendría muy bien para completar mi investigación. Saludos desde Cehegín.
Antonio Peñalver@ 26 abril, 2018 a las 5:20 pm
Para Norberto Marín: mi correo: apcorbaln@gmail.com
montse almirante cupido 22 febrero, 2019 a las 8:44 pm
hoy por casualidad encontre La Panorámica «Los Florenciano» y me ha interesado .Mi esposo de 83 años menor de 7 hermanos su apellido es Florenciano mi cuñado mayor ya falleció era Rafael y un sobrino es tambien Rafael Florenciano.vivimos en Cataluña Vilanova i la Geltru los Florenciano son muy conocidos.Siempre escuche decir que su origen era Italiano . Me ha llenado de curiosidad leer esta historia de la cual supongo que hay alguna relación familiar.Mi suegro tambien llamado Rafael su ofiicio fué calderero.y en su domicilo tenia su pequeño taller donde reparaba sartenes cazuelas y otras piezas dignas de ver.
gracias por mantener vivas estas reales histtorias.
mi nombre es Montse Almirante he tenido tres hijos con lo cual son Florenciano Almirante.
montsealmirante@gmail.com
FLORENCIANO 28 febrero, 2019 a las 8:07 pm
Por casualidad, trasteando en internet, he dado con el relato de Antonio Peñalver sobre «Los Florenciano» y me he alegrado mucho. Yo también soy Florenciano, pero de Lorca (ahora resido en Alicante). Siempre me han contado de nuestra ascendencia Italiana y caldereros de profesión. Tambien sabía la procedencia, Acquafredda di Maratea… y algunas cosas más, pero el trabajo de Antonio Peñalver es el que más me ha alegrado por su abundancia de datos.
Ana Florenciano 10 abril, 2019 a las 1:29 pm
Hola, yo también soy Florenciano de Lorca, estamos investigando y a mi tatarabuelo Blas Florenciano Alacio lo asesinaron el 15 de octubre de 1.902 en la calle Corredera, era el calderero más importante de Lorca según los datos registrados
FLORENCIANO 1 abril, 2020 a las 10:17 am
Buenos días Ana: Soy José Antonio Asensio Florenciano, de Lorca. Hijo de María Florenciano González y nieto de Antonio Florenciano Jiménez. Teníamos una sombrerería en la calle Selgas, de Lorca, frente a la tienda de tejidos Miñarro, que la regentaban mis tías Asunción e Isabel. Me pregunto si te gustaría intentar conseguir datos que nos lleven a nuestros antepasados. El trabajo de Antonio Peñalver, excelente por cierto, nos ha dado una perspectiva de lo que ha sucedido con RAFFAELE FIORENZANO y sus descendientes, pero, ¿qué pasó con su hermano GIOVANNI? ¿no podría ser el punto de partida de la rama de Florencianos que tenemos en Lorca o Aguilas o en algún otro sitio?
¿me puedes dar datos de tu familia en Lorca? Gracias.
Norberto Marín 10 abril, 2020 a las 10:32 am
Hola a ambos: Soy Norberto Marín. Llevo algunos años investigando a los Florenciano de la región y estoy convencido de que nos podría interesar mucho compartir datos. Si me pasáis un correo electrónico, estaría encantado de ponerme en contacto con vosotros. Un saludo.
Rafel Florenciano 28 noviembre, 2021 a las 9:10 pm
Me llamo Rafel Florenciano, catalan de Vilanova i la Geltrú, hijo de Rafael Ferroviario i nieto de Rafael Florenciano calderedo nacido en Aragón, biznieto de Miguel Florenciano, aragobés, tambien calderero. Creo que nuestros antepasados italianos en algun momento se diversificaron en una rama en la region de Múrcia y otra en Aragon que a si vez emigró a Catalunya. No tengo más datos pero me alegra saber el origen del primer Raffaele Fiorenzano.
Norberto Marín 28 diciembre, 2021 a las 10:08 am
Hola:
Si me pasas el segundo apellido del Florenciano más antiguo, igual puedo encontrar su origen.
Juan Martínez Leal 12 diciembre, 2021 a las 8:15 pm
Quiero agradecerle calurosamente su investigación que toca directamente a nuestras raíces familiares. Nuestra abuela paterna se llamaba Ana María Guirao Florenciano. Tuvo que emigrar a Elche después de la guerra civil del 36, con su familia, su hijas Antonia y María Josefa, fruto del primer matrimonio y de su hijo Juan, fruto de un segundo matrimonio. Quien le escribe es el hijo de Juan del que llevó el nombre. Resido en Alicante aunque el resto de la familia paterna vive en Elche. Siempre se ha hablado en la familia de los orígenes italianos, del apodo de Los Caldereros por parte de la abuela Ana María. Ha sido hasta hoy mismo una tradición familiar los macarrones que cita, de los cuales guardamos celosamente la receta y ya conocíamos el origen de Maratea por pesquisas familiares de familiares que viven en Valencia, así como, efectivamente, de la dispersión familiar en Cataluña. Ha sido un gran placer conocer su trabajo, que estamos compartiendo toda la familia ilicitana.
Norberto Marín 28 diciembre, 2021 a las 10:06 am
Si tu abuela, Ana María Guirao Florenciano, era de Cehegín, te puedo aportar datos. Lo de los macarrones me suena de una Florenciano de Cehegín con la que hablé hace pocos años.
Rafaela 25 septiembre, 2022 a las 7:25 pm
Buenas noches Juan, acabo de ver su comentario , ya sé que hace casi un año, pero ha sido hoy cuándo me han mandado la publicación, me gustaría hablar con usted por privado ya que los datos que da de su abuela son muy parecidos a los que me cuenta mi madre referente a una prima de mi abuelo Rafael, un saludo .
Yolanda 28 agosto, 2022 a las 6:33 pm
Hola: mi segundo apellido es Florenciano,mi abuelo era Antonio Florenciano Marín su apodo era el sartenero y su padre era José Florenciano y su segundo apellido parece ser que era Limonche, sé que vinieron 4 hermanos a Murcia,mi bisabuelo concretamente a Javali Nuevo.
Norberto Marín Pérez 7 mayo, 2023 a las 9:40 am
Hola, Yolanda:
Por lo que he investigado sobre los Florenciano, el padre de tu abuelo se llamaba José María Florenciano Sánchez y nació en Javalí Nuevo; tuvo cuatro hijos.
Norberto Marín Pérez
Antonio Peñalver 13 marzo, 2023 a las 6:50 pm
Hacía años que no me asomaba por estos relatos fruto de mi investigación sobre los Florenciano. Pido perdón de no haber contestado a sus sugerencias y me pongo a disposición de todos ustedes desde este mismo momento. Un abrazo para todos.
Miguel Florenciano 5 junio, 2023 a las 10:23 am
Hola a todos,
Mi nombre es Miguel Florenciano, no imagináis la ilusión que me ha hecho encontrar esta información sobre mis antepasados. Os cuento un poco de mi historia…
Mi familia paterna proviene de Villanueva del Arzobispo (Jaén), en la puerta de entrada a la Sierra de Segura con lo que, es bastante posible que mi bisabuelo se trasladara desde la zona de Murcia buscando nuevas zonas para trabajar como calderero, el oficio de la familia.
Mi abuelo, Blas Florenciano Martínez, que también se dedicaba al oficio de calderero y fontanero, nació en Villanueva en el año 1911, hijo de Miguel Florenciano, nacido en Acquafredda di Maratea (todo esto según partida de defunción que andaba por mi casa desde que era pequeño y que ahora no encuentro) y de Consolación Martínez.
Hasta ahí puedo contar, a ver si alguien puede ayudarme a completarla algo más.
Un saludo
Pilar 7 agosto, 2023 a las 10:32 pm
Mi familia es de Jabalí, y mi abuela se llamaba Josefa Florenciano Beltrán. Eran diez hermanas