El día primero del mes de octubre 2015 tuvo lugar en Cehegín un acontecimiento de alto interés cultural y arqueológico: la inauguración en el Museo ubicado en la Casa-Palacio de los Fajardo (propiedad del Excmo. Ayuntamiento) de una exposición titulada como en el encabezamiento, celebrativa de haber recuperado, por unas fechas, unas piezas de entrañable valor: El ara, la Cruz monogramática y los tesorillos de Begastri, así como la llamada Dama de Cehegín, desenterrada en el Paraje del Tollo, que tuve la suerte de conocer pocas horas después de su hallazgo y por circunstancias accidentales adquirida por el Museo de Murcia.
No puedo continuar escribiendo sin apuntar un nombre, el de Francisco Peñalver Aroca, alma creadora del Museo Arqueológico y celoso guardián de sus teneres que, en sus días hizo sacar copias de lo citado para que estuvieran dignamente representadas en la ciudad de sus hallazgos, y, algo más, es el alma de cuanto se está realizando en Begastri, por la Universidad de Murcia.
Pero el Cronista, tras de volver sobre esta noticia que ha dió la prensa, tiene que remontarse al hallazgo y origen de las valiosas piezas.
El ara.- Es la gran pieza que descubierta (S. XIX) por el prócer don Alfonso Chico de Guzmán en su finca de ‘La Muela’ (en cuyo paraje estuvo un día la cátedra episcopal visigótica de Begastri) y que definió y calibró don Aureliano Fernández-Guerra y Orbe, pudiendo señalarse ya definitivamente el buscado emplazamiento de tal sede, fue llevada a la barbacana de la Parroquia de Santa Mª Magdalena, muchos años abandonada, y fue el cura y hoy Siervo de Dios don Pedro Alcántara Hernández (años 1910/13) quien lo puso en conocimiento del también sacerdote, hijo de Cehegín, don Antonio José González, aquí conocido como “el cura Capel”, y en Murcia “El Cura de Ello”, miembro de la Comisión de Monumentos y de acuerdo con el Obispado fue llevada a Murcia y depositada en lo que sería el Museo Arqueológico, con la firma de un documento en el que se comprometían a que el ara volvería a Cehegín sin algún día tenía un Museo. Ese documento, depositado en el Palacio Episcopal desapareció durante los primeros días de la Guerra Civil.
La Cruz monogramática.- Ya conocíamos su, un tanto, rocambolesca historia, fue adquirida por don Cristóbal Sánchez de Amoraga, a la sazón Alcalde de la Ciudad, de lo cual fui testigo circunstancial, por el año 1960.
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