Una anochecida del año 1880 un caballero, que ha llegado en el inaugurado ferrocarril (1862) desde Madrid a la estación de Calasparra, ha tomado la diligencia hasta Cehegín-Caravaca que pasa por el Agua Salada, Puente de San Sebastián –la ermita había sido arruinada por los franceses en su huida-, Poyo Colorado, Esquina de la Virgen, calle Mayor de Abajo y se detiene frente a la Ermita del Santo Cristo donde lo espera otro caballero. Se saludan efusivamente, coge un criado ‘el cabás’ del viajero y comienzan el ascenso por la cuesta de Moreno, hasta ‘el Mesón’ ubicado en la Placeta del Sol, donde se alojará el forastero.
Por la noche se pierden los dos entre los callejones conducentes a la placeta de la Soledad, donde los esperan otros conspicuos jugadores de cartas, pero van a celebrar una reunión que dura hasta la amanecida.
Durante los dos siguientes días volverán a reunirse y se sentarán en la puerta del ‘Mesón’ y asistirán al Casino, fundado en 1860, en tertulia abierta. En verdad, el visitante es simpático y hasta le hace coquitos a una damita que sube a misa tempranera en La Concepción. Es bien conocido los muchos foráneos que se casan con cehegineras.
Ya he referido algunas veces que prohombres del Cehegín decimonónico estaban tocados por las ideas de La Ilustración, que se pusieron al lado del General Riego, que sufrieron y pagaron bien las consecuencias del retorno de Fernando VII.
Cuando me encontré con la noticia de que el Gran Maestre de la Logia ‘Vigilancia’ era un destacado liberal, partido de gran predicamento en una fracción social en esta villa, no me extrañó saber, después, que a ella pertenecieron cehegineros que llevaron los nombres simbólicos de ‘Churruca’, con grado 2; ‘Pineda’ y ‘Milton’, ambos con grado 1. De estos caballeros, uno era forastero y funcionario y los dos restantes, acomodados propietarios.
Obviamente, que la vida privada de unos señores, aunque hace más de cien años, no me permite revelar unos nombres que yo debo al azar.
En 1881, en plena restauración borbónica, se intentó con poco éxito, instaurar la logia ‘Nueva Begastri’ nº 68, de Cehegín.
Señores de esta naturaleza son los que salvaron al Convento de San Esteban, (Franciscanos) de sufrir la Desamortización y es que aquellos liberales eran muy devotos de la Virgen de las Maravillas y no digamos sus esposas e hijos.
Tenemos noticias de que en época reciente, años 1933-38 perteneció a la Logia ‘Thader’, de Murcia, un ceheginero que fue Teniente de la Guardia de Asalto, cuerpo policial de élite creado por la República, que vestían con suma elegancia, de color azul marino y del que fue Jefe Supremo el luego General Muñoz Grandes, que mandaría muchos años más tarde la División Azul.
Dicho teniente, que mandaba una compañía, facilitó el ingreso en dicho cuerpo de varios ‘mozos’ cehegineros que se alistaron como voluntarios durante la Guerra Civil y que al prestar servicios de retaguardia no fueron a los frentes de batalla, salvando así, probablemente, sus vidas.
La publicación de estas noticias por mi parte, no tiene más objeto que el de divulgar aconteceres de un ayer que tanto apasionan hoy.
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