El ceheginero Cristóbal García Guillén consiguió ayer un muy meritorio octavo puesto en el Campeonato de España de Duatlón de Larga Distancia celebrado en Orihuela. Una competición que se celebra por segundo año consecutivo en tierras alicantinas, organizada por la Federación Española de Triatlón. Más de medio millar de corredores participaron en la prueba, cuyo ganador en categoría masculina fue Raúl Amatriain, del club navarro Saltoki Trikideak.
El deportista de Cehegín cumplió así con creces en su objetivo de quedar entre los diez primeros en la categoría Élite, algo que sin duda le dejó «muy contento por el resultado obtenido», tal como reconoció. En su análisis sobre la prueba indicó que «imaginaba que sería duro, pero vaya rompe piernas». Y añadió que «he sufrido como nunca, calambres musculares, ampollas en los pies». Y es que los cambios de ritmos continuos, con el aire que ha hecho estragos, le hizo pasar miedo en el tramo de bicicleta. De hecho, «casi me voy al suelo en varias ocasiones», aseguró.
La prueba, focalizada en la pedanía oriolana de Torremendo, comenzó con dos vueltas de 8,5 kilómetros de carrera a pie hasta completar los 17 km, por un circuito que atravesó el casco antiguo de la localidad para posteriormente adentrarse por los caminos rurales que rodean el Pantano de La Pedrera y la Sierra de La Escalona. Un circuito de tierra con continuos toboganes que, en palabras de Cristóbal García, «parecía un cross». Aunque, finalmente logró entrar en el grupo de cabeza, a pesar de sufrir bastante.
La transición para coger la bicicleta fue muy rápida, y el duatleta ceheginero logró entonces salir el primero. Sin embargo, lo que llegaría después sería un auténtico «calvario», porque «nunca he sufrido tanto». Y es que «en ningún momento he llevado ritmo, el aire no me dejaba ir acoplado». Y, como consecuencia, los 66 kilómetros del circuito se le hicieron «eternos», hasta el punto de que «estaba deseando bajarme». Una dureza que se evidencia en los catorce repechos, con una extensión entre 500 metros y 1 km, que hubo que superar.
Por último, se tuvo que cumplimentar una vuelta de 8,5 km de carrera volviendo a recorrer los alrededores del Pantano de la Pedrera, donde le aparecieron a García Guillén los calambres musculares, teniéndose que parar a estirar, y correr a un ritmo continuo sin forzar. En cualquier caso, las tres horas y media de esfuerzo al límite, «han merecido la pena».
Los próximos días toca recuperarse bien del esfuerzo realizado porque la semana que viene tiene previsto participar en el Duatlón de Yecla, una de las citas que más le gustan.
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