El camino viejo de Lorca era parte de una vía romana, o al menos un camino de época romana, que se iniciaba en Cartagena y terminaba en las canteras de piedra arenisca de La Encarnación, en Caravaca. Dicha vía entraba desde la actual carretera de La Paca a la Cuesta del Paraíso y, siguiendo por el paraje del Toconal, continuaba hasta la Cañada Luenga o Cañalengua, como hoy se conoce en la zona, para terminar en La Encarnación.
En dicha pedanía caravaqueña se encuentra, muy cerca de las canteras, la ermita, construida sobre un templo romano. El camino viejo de Cehegín a la Encarnación también era conocido como el de Lorca, que es el mismo, con el que enlaza en la entrada de Cañalengua, subiendo desde el cementerio, y de hecho fue por éste por el que vino la imagen de la Virgen de las Maravillas en el año 1725 desde Cartagena.
Como anécdota decir que la calle de Lorca, de Cehegín, debe su nombre a que desde la actual plaza de la Verja partía dicho camino que, pasando por la actual calle Totana, subía por el que era conocido durante buena parte del siglo XX como camino viejo del cementerio; o sea, desde el puente de los Perifollos hacia arriba, ya que era por el que originalmente subían los entierros desde 1912. Por lo tanto desde Cehegín partían dos caminos a Lorca, uno por Burete, y otro por Cañalengua, que, al final, se cruzaban poco antes de llegar al susodicho cortijo de La Paca.
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