Con 43 años a su espalda y más de 20 de servicio en la Guardia Civil, el ceheginero Alfonso García ha entrado en el grupo de los héroes anónimos, aunque su hazaña del fin de semana la conoce ya media España, por no decir todo el país.
Para quién aún no lo sepa, Alfonso salvó el sábado pasado a un niño de 4 años que estaba a punto de ahogarse en la playa ‘El Cordobés’ de Valencia. En declaraciones a ‘La Panorámica’, el guardia civil, destinado en el SEPRONA con base en Caravaca de la Cruz -aunque actualmente de baja médica por una operación en su mano izquierda- recuerda que «eran sobre las 12 del mediodía, el pequeño estaba con su abuelo porque su padre se había ido a bucear, y se acercó adonde estábamos mi pareja y yo para jugar con nuestro perro. Nos dijo que se llamaba Ahmir. Luego se alejó hacia el espigón y, aunque el hombre le repitió varias veces que no se metiera al agua, en una de sus carreras, se quitó la camiseta y lo ví zambullirse y bracear, parecía que estaba buceando, pero de repente el abuelo empezó a pedir auxilio. No paraba de repetir que el niño no sabía nadar».
Alfonso añade que «fue entonces cuando entré corriendo al agua, sin pensar en la escayola del brazo, y rápidamente lo saqué. Estaba morado y tenía el pulso débil así que lo coloqué en posición lateral de seguridad y comencé a reanimarlo con golpes en la espalda y limpiándole las fosas nasales y la boca. Mientras le pedí a una señora que estaba cerca de nosotros que llamara el 1-1-2, y al abuelo le dije que permaneciera a su lado para que cuando el niño recobrara el conocimiento no se asustara».
El guardia civil no sabe decirnos cuánto tiempo tardó el niño en reaccionar porque «todo pasó muy rápido. Lo que sí recuerdo es que mientras el niño recuperaba la consciencia tuve que hablar por teléfono con el pediatra de una de las dos ambulancias que venían de camino para explicarle la situación. Después, cuando ví que la situación estaba controlada, tapamos a Ahmir con una toalla y lo dejé con mi pareja -que también tiene formación en rescate acuático-, un pescador y el abuelo, para salir al encuentro del equipo médico. Había dos aparcamientos para acceder a la playa y no podíamos perder tiempo en buscarnos los unos a los otros».
Cuando llegamos a la arena, continúa Alfonso, «el niño había vomitado agua y estaba mucho mejor, así que lo trasladaron a un hospital donde permaneció hasta el domingo. Me consta que el abuelo intentó localizarnos en el hotel pero no pudimos vernos. Sí hablé con él el lunes por la mañana y me confirmó que Ahmir se encontraba bien. También me dijo que estaban muy agradecidos».
Alfonso destaca que «la formación es muy importante en mi trabajo. Es lo que hace que sepas reaccionar rápido ante una situación de peligro. Tengo tres cursos de rescate cardio pulmonar -uno realizado en el Centro de Adiestramientos Especiales (CAE) de Logroño; otro en el servicio de escoltas reales y el último con Protección Civil de Cehegín-; un curso operativo con la policía europea y soy monitor de motocicletas todoterreno y monitor de tiro. Estas dos actividades las compagino con mi labor diaria en el SEPRONA».
Le preguntamos cómo se recupera uno de situaciones como ésta y Alfonso nos contesta que los años de servicio en la guardia civil te enseñan a controlar los nervios y mantener la mente fría cuando te encuentras con accidentes y escenas desagradables. «No es la primera vez que auxilio a una persona en el mar. Hace unos cinco años tuve que rescatar a un compañero en un curso de buceo en La Manga del Mar Menor y en 2014 también reanimé a un conductor -al que paramos en una carretera de Lugo- que sufrió convulsiones y quedó agarratado dentro del coche. Tuvimos incluso que arrancar la puerta para sacarlo».
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