Ya hemos hablado en alguna ocasión sobre el tema de la esclavitud en el Cehegín del siglo XVI. Sabíamos que, desde luego, en la segunda mitad del siglo la presencia de esclavos en la villa era común.
Sin embargo, ahora sabemos que, en época tan temprana como el año 1523, ya la documentación municipal nos indica la presencia de bastantes esclavos negros y bereberes. En concreto tenemos un documento de 22 de marzo de dicho año que así nos lo atestigua y que nos habla de la fuerte polémica que se creó en la villa a tenor de una causa que ahora comentaremos. El hecho de que en este primer cuarto del siglo XVI haya bastantes esclavos en Cehegín es indicativo de varias cuestiones. En primer lugar de una evidente mejora económica y en segundo lugar de un crecimiento poblacional incontestable. Los esclavos eran caros y solo se los permitían aquellos que podían pagarlos, tenían una cierta función para la ostentación social del amo, ya que los criados hacían funciones similares y resultaban infinitamente más baratos. Cualquier rico que se precie en esta época los tiene, ya sea noble, ya sea caballero cuantioso ( los también llamados en Castilla labradores ricos, que no tenían hidalguía, pero sí muchos bienes).
El esclavo tenía que ser bautizado, y por lo tanto, al menos formalmente, eran cristianos. En el documento, interesantísimo, del que les hablo de 22 de marzo de 1523 se plantean unas quejas importantes al cura santiaguista de la parroquia de Santa María Magdalena, Rodrigo de Monterrosso, porque durante algún tiempo los esclavos que fallecían eran enterrados en el interior de la iglesia, algo muy mal visto, ya que no se concebía que un negro pudiera ser sepultado junto con los cehegineros, fundamentalmente por una cuestión de honra. Por lo tanto la polémica surgía en si debían o no ser considerados cristianos, aunque hubieran sido bautizados, ya que, con ello, tendrían permitido el enterramiento dentro de la iglesia. Es una cuestión, fundamentalmente, ideológica.
En el documento, acta capitular, se indica, por ejemplo que
“Por razón que en esta dicha villa ay y se compran y tienen, y se espera aver muchos esclavos…”
Y que cuando mueren:
“ e se an soterrado dentro en la Iglesia Mayor de esta dicha villa, de lo qual generalmente el pueblo se requexa i paresçia cosa fea e contra la onrra de los veçinos e onbres onrrados desta dicha villa…”
Aunque nos parezca algo extraño, en el siglo XVI ceheginero encontramos una variedad, si me permiten llamarlo así, étnica y cultural que, sin duda alguna, fuera del poder de represión ideológica y religiosa de las esferas oficiales, vino a influir de alguna manera en determinados aspectos de la cultura popular. En el siglo XVI, en este pueblo había, además de los llamados cristianos viejos, descendientes de judeoconversos, moriscos (la mayoría granadinos que llegaron después de la sublevación de las Alpujarras), gitanos, negros y bereberes, hombres y mujeres estos dos últimos como esclavos, alguno/as extranjero/as de origen europeo, etc. Es evidente que, a pesar de todo, en la raíz, en la base de la cultura popular, en el llamémoslo “folclore”, de una u otra manera esta presencia cultural variada, tal vez no muy grande, pero sí lo suficiente, tuvo que dejar su impronta porque toda esta gente vivía en un mundo que no estaba aislado, sino que mantenían sus relaciones sociales, a veces formando un submundo, pero en otras interrelacionándose perfectamente en el ámbito de las clases populares. Quizá en la música y la cultura popular de la época esa impronta debió de quedar, de alguna manera, mayor o menor, reflejada.
Texto: Francisco Jesús Hidalgo García
Imagen: Fragmento de acta capitular del concejo de Cehegín, sobre esclavos, de 22 de marzo de 1523.
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