En el año 1626 se encontró en el Cabezo de Roenas, donde está ubicada Begastri, una lápida de mesa de altar, hecha en mármol, con una inscripción que rezaba (transcrito): «IN NOMINE DOMINI HODOACRVS MINVS BIGASTRENSIS ECCLESIE EPISCOPVS SACRAVIT ANC BASELICAM SANCTI VICENTII ANNO III PONTIFICATVS SVI.»
Su traducción al castellano sería: «En el nombre del Señor, Hodoacro Mino, Obispo de la Iglesia de Begastri, consagró esta basílica de San Vicente en el tercer año de su pontificado.»
El franciscano fray Pablo Manuel Ortega, en el siglo XVIII intentó localizar y recuperar dicha tabla de mármol pero, por entonces, al parecer ya estaba desaparecida y destruída, como le confirmó un labrador, que le dijo que había conocido algunos trozos de la misma en su heredad, pero que no recordaba dónde se hallaban.
Un fraile, coetáneo de la época del hallazgo la dibujó y describió a la perfección. Esta tabla nos da varias noticias importantes, y entre ellas, la del culto a San Vicente, muy extendido en todo el Levante español desde época visigoda, quizás antes. Posteriormente su culto pervivió con fuerza entre los mozárabes, después de la conquista musulmana.
Lo más interesante y sobre todo curioso es que habla de un obispo de Begastri, y fue descubierta en 1626 pero, a pesar de esta noticia, puesto que el tratado de Fray Pablo Manuel Ortega, del siglo XVIII, fue muy conocido y leído, la ubicación de la ciudad siguió siendo desconocida, de modo que nadie asoció la lápida con ella, hasta que don Aureliano Fernández-Guerra la confirmó con el Ara de Begastri ya en los años 70 del siglo XIX. Algo extraño.
La imagen es del dibujo que copió fray Pablo Manuel Ortega en el siglo XVIII, del original de fray Mateo Botija.
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