El proyecto de conservación, consolidación y restauración de las murallas del Castillo de Caravaca la Cruz entra en su recta final tal y como ha informado el concejal de urbanismo, Enrique Fuentes, en la visita realizada a la obras, junto al arquitecto, Juan de Dios de la Hoz.
Desde el pasado mes de mayo se han solucionado los problemas de humedad y se han repuesto los elementos pétreos en los lienzos y torreones. Además de las actuaciones propias de consolidación, se ha construido una especie de acera y canalillo perimetral que va a impedir que las aguas pluviales se filtren por la muralla. Para ello se han invertido 333.172 euros, de los que el 30.6% han sido aportado por el Ayuntamiento de Caravaca y el 69,4% por el Ministerio de Fomento, a través de su programa 1,5% Cultural para proyectos de conservación del Patrimonio Histórico Español.
Juan de Dios de la Hoz ha destacado la complejidad de las obras, puesto «que no se trata de hacer la misma operación de forma repetitiva, ya que normalmente los recintos amurallados son el resultado de un proceso de adicciones y modificaciones realizadas a largo del tiempo. El proyecto está culminando con una actuación encaminada a proteger la muralla frente las inclemencias meteorológicas, con la misma solución, a base de agua y pigmentos naturales, que se aplicó en su origen, incrementándose en un 5% en la zona sur, expuesta en mayor medida al sol».
El proyecto también ha recogido actuaciones relacionadas con la seguridad, con la instalación de elementos de protección en zonas con riesgo de caída, sobre todo en la entrada a los aljibes y escaleras de acceso a las torres.
El recinto amurallado del Castillo de Caravaca de la Cruz tiene orígenes islámicos (siglos X y XI), si bien gran parte de las murallas se inician en el siglo XIII y se reconstruyen en el XIX. Presenta una planta poligonal e irregular, adaptándose a la morfología del terreno. Constructivamente, se levanta a base de muros de piedra de mampostería, con las partes más nobles (ventanas, puertas, torres y esquinas) utilizando piedra sillar y 14 torreones de distintas formas y tamaños, entre los que destaca la Torre del Homenaje o Torre Chacona, incrustada en el interior del Santuario.
La entrada al recinto amurallado se realiza por una sola puerta, protegida por dos torreones cuadrados, desde donde se pueden observar los escudos del comendador templario Suárez de Figueroa. A la lado el baluarte, construido a comienzos del XIX, con motivo de la Guerra de la Independencia.
Aún no hay comentarios en este artículo