El Apple de los siglos XVI y XVII. Algo así era la Compañía de Jesús en aquella época. Cuando hoy leemos en revistas y periódicos el ranking de las ciudades con más influencia a nivel mundial se suelen incluir aquellas que mejores índices tienen en temas como conectividad aérea, servicios financieros, diversidad racial o concentración de empresas.
Hace siglos, cuando España fue cabeza de un gran Imperio que dominaba medio mundo y religión y Estado eran una misma cosa, las ciudades más influyentes eran aquellas que tenían mayor número de conventos. La importancia de un lugar se medía por el número de fundaciones religiosas que tuviera. Y entre ellas destacaban las casas de la potente e influyente Compañía de Jesús.
Si pensamos que en la actual Región de Murcia, que en aquellos tiempos era una diócesis mucho más extensa que llegaba a zonas de las actuales Jaén, Almería y Albacete, solamente las ciudades de Murcia y Caravaca contaron con fundaciones jesuitas, podemos hacernos una idea del esplendor que alcanzó nuestra ciudad.
Aquella fundación cumple 450 años, y aunque tras la expulsión de los jesuitas de todo el territorio español a finales del siglo XVIII por motivos que no vienen al caso, la iglesia y todo el colegio han pasado por muchos dueños, usos y peripecias, su historia forma parte de nuestro pasado, muchos de sus objetos artísticos se conservan hoy día en otras iglesias y el edificio es uno de los mejores exponentes del patrimonio artístico local.
La antigua iglesia, recuperada hace años para el disfrute público por un gobierno del PP (sí, ha leído usted bien), es hoy una de las mejores salas culturales de la región. Sus muros han acogido exposiciones que han sido hitos culturales que difícilmente se pueden ver en poblaciones del tamaño de Caravaca. Recordemos: ‘La ciudad en lo alto’ en 2003, ‘Salzillo y la Escuela de Escultura de Caravaca’ y ‘Signum, la Gloria del Renacimiento en el Reino de Murcia’ en 2017 o la próxima exposición ‘Místicos’ que abrirá sus puertas en próximas fechas gracias al empuje del Gobierno regional y la Fundación Camino de la Cruz.
En cuanto al inmenso edificio del colegio y convento, que sigue siendo de propiedad privada, hay que destacar la labor de la Fundación Robles Chillida y su esfuerzo para recuperar y dar a uso al claustro, que después de tantos años cerrado, escondido, degradado y alterado en su clásica y bella arquitectura, está llamado a ser centro referencial de la vida cultural de Caravaca.
En materia de rehabilitación del patrimonio artístico, anteriores gobiernos del PP llevaron a cabo una labor cuyo resultado a la vista está. La recuperación de edificios como el palacio de los Uribe, la iglesia de la Concepción, el Templete, la ermita de la Reja, la torre de la parroquia de El Salvador, la Casa de la Cruz, el actual Museo de los Caballos del Vino, las numerosas obras en el castillo y Basílica de la Vera Cruz, y otras más, pusieron en valor el patrimonio local y permitieron crear una serie de infraestructuras turísticas. Todo ello respaldado por aspectos como los cursos de verano que durante años celebró la Universidad Politécnica de Cartagena centrados precisamente en temas de recuperación de patrimonio histórico.
Lamentablemente, aquella situación contrasta con la actual, en la que vemos una ausencia total de iniciativas en materia turística y de rehabilitación del patrimonio. Solo hay que pasearse por Caravaca y ver el estado de edificios como la Casa de la Encomienda o el antiguo hotel Victoria. Al Ayuntamiento no parece preocuparle esta situación, a juzgar por su falta de iniciativa. No se les ve el más mínimo gesto para conseguir revertirla y su pasividad es asombrosa.
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