Los tres cehegineros que naufragaron el pasado lunes a tres millas del faro de Mazarrón recuerdan lo que ocurrió ese día como una de sus peores pesadillas. En declaraciones a ‘LaPanorámica’, Alberto de 22 años, asegura incluso que pensó que iba a morir en el mar antes de ser rescatado.

Algo que, afortunadamente, no ocurrió y hoy él y sus dos compañeros de aventura, Juan y Ramón, se recuperan del susto gracias al buque de la Armada ‘Las Palmas’ que fue el primero que acudió a la llamada de socorro.

Alberto recuerda que el día de pesca comenzó como siempre. «Prepararamos el barco -de 6,20 metros de eslora, cabinado y con camarote- y sobre las 08:30 de la mañana salimos a navegar como lo venimos haciendo una o dos veces por semana desde hace más de un año».

«Habíamos decidido practicar ‘pesca a la deriva’, así que echamos el ancla, sacamos las cañas y cuando íbamos a empezar a almorzar, noté los motores algo hundidos. Así que abrimos las compuertas y comprobamos que ya había 5 dedos de agua». 

«Inmediatamente -sigue cóntadonos Alberto a ‘LaPanorámica’- activamos la bomba de achique e hicimos una llamada de socorro por la emisora y también a Salvamento Marítimo. Mientras, los tres empezamos a sacar agua con cubos. Estuvimos así más de una hora, comunicados siempre por radio hasta que visualizamos al buque de la Armada ‘Las Palmas’ que se encontraba en la zona de maniobras».

Eran sobre las 10,15 de la mañana y la tripulación les comunicó que tendrían que aguantar 15 minutos más hasta llegar a su posición pero ellos les contestaron que la barca se hundiría antes. Y así fue, recuerda Alberto, «nos tuvimos que tirar al agua y ver cómo desaparecía».

«Además, no pudimos ponernos los chalecos salvavidas porque, con el nerviosismo, cuando quisimos cogerlos del camarote ya era demasiado tarde. Y lo peor acababa de empezar. Tuvimos que nadar 20 minutos, con el agua a 14 grados, hasta llegar a la barca neumática de la armada que, vaya casualidad, tenía el motor estropeado, y venían a rescatarnos a remo».

Alberto asegura que está vivo de milagro. «Estuve a punto de hundirme por el peso de la ropa, menos mal que Ramón me cogió de un brazo y me ayudó a llegar. Juan, el otro compañero de pesca, pudo agarrarse al aro salvavidas que echaron al agua los militares».

Ya en el barco los desnudaron, les colocaron mantas y les hicieron un primer examen médico. «El peor era yo -señala Alberto- porque presentaba signos de hipotermia. Me faltaba el oxígeno y tenía 8-3 de tensión arterial y 140 pulsaciones. Aunque cuando llegaron al buque los voluntarios de Cruz Roja ya me había repuesto algo».

«LLegamos al puerto de Mazarrón con ellos porque el barco de la Armada es demasiado grande. Allí nos esperaba una UME 9 y la Guardia Civil y tras una primera valoración decidieron trasladarme al ‘Hospital Santa Lucía’ para hacerme una analítica de riñones y una radiografía de los pulmones».

La pesadilla ya había acabado para Alberto que tuvo que permanecer en observación hasta las 20:00 horas. «Me recogieron mis compañeros del hospital y fue entonces cuando llamé a mi familia».

Pasado el susto, y ya con la mente fría, tiene claro que volverá a salir a navegar «porque de situaciones límite como la que yo acabo de vivir también se aprende».

Ahora falta rescatar la barca que está hundida a 60 metros de profundidad para averiguar qué pudo producir la entrada de agua.