A principios de 2019 publiqué el libro de » Historia de la Sanidad en Cehegín», que desde el siglo XVI hasta el XX, plantea un recorrido por la historia de Cehegín en 500 años. Evidentemente aquí no solo entran los médicos, sino los cirujanos, que en la Edad Moderna eran un oficio diferente al del médico, boticarios, barberos ( sí, los barberos también) y algunos oficios relacionados.

Sin embargo, las únicas mujeres que encontramos hasta prácticamente el siglo XX son las hospitaleras (una suerte de ‘enfermeras’ a la antigua usanza en la Edad Moderna que cuidaban de los enfermos del Hospital de Caridad) y las parteras o comadres.

Este mundo hasta tiempos relativamente recientes también fue un mundo de hombres. Sin embargo, el papel de las parteras fue absolutamente fundamental (aunque en la Edad Moderna también había parteros) ya que la labor de estas mujeres permitió salvar muchas vidas, tanto de madres como de bebés.

En cuanto a la cuestión de las hospitaleras en el siglo XVI, por ejemplo, es uno de los pocos casos que conocemos, y esto es muy interesante, de mujeres casadas que ejercen un oficio fuera del domicilio familiar, con un sueldo establecido, junto con el de las comadronas.

Habrá quien piense en las sirvientas, o en las lavanderas, pero no es, de ninguna manera, la misma situación. La hospitalera sale del ámbito laboral y social tradicional de la mujer, que estaba restringido a algo muy concreto, fundamentalmente el hogar, los hijos, y aquello que desde el siglo XIX se vino a denominar como ‘Sus labores’ o ‘Su sexo’, lo que entonces se consideraba las labores propias de una mujer, claramente diferenciadas de las del hombre. La hospitalera, o la partera, en el siglo XVI, tienen un contrato con el concejo, un sueldo, una responsabilidad. Una mujer que sale del hogar para trabajar con un contrato y un salario, es algo casi desconocido, una rareza, que solo se daba en oficios muy determinados.

Las parteras, comadres y comadronas, han tenido un importante papel en el mundo urbano y también el rural, máxime cuando solían morir muchas mujeres de sobreparto, de abortos o de otras complicaciones con el embarazo y la propia experiencia y pericia de éstas podía salvar muchas vidas. Su labor poco ha cambiado entre los siglos XVI y XIX, y solo la introducción de nuevos elementos tecnológicos desde finales del siglo XIX hizo que su trabajo fuese más efectivo y algo menos laborioso.

Tenemos referencias de parteras en Cehegín, según las actas capitulares, desde el siglo XVI, y lo que da cuenta de la importancia que se les daba era precisamente que el Concejo pagaba a una de ellas cada año para que sirviese en la población. No obstante había otras que conocían el oficio y que trabajaban por su cuenta. Los muchos nacimientos que se daban en estos tiempos del Antiguo Régimen permitían que una población como Cehegín, que hacia principios del siglo XVII tenía unas 5500 o 6000 almas ( sobre los 1200 vecinos), pudiese tener dos o tres comadronas.