En torno a este tema me ha parecido oportuno hacer unas precisiones, según los datos que obran en mi poder y noticias fiables recibidas un día, así:
1) En su huida, y en el año 1812 las tropas del Mariscal Soult, penetraron en Cehegín cometiendo desmanes sin cuento, robando en casas y campos, destrozando imágenes que no podían llevarse, etc. A este respecto, hay que apuntar que el escultor Santiago Baglieto, estuvo restaurando imágenes sagradas en templos y casas particulares años después. Rehúso a citas para no alargar ésta, pero doy el curioso testamento datado en 1847 de un clérigo famoso en Cehegín, que fue Teniente de Cura (no caballero de Santiago precisamente) que dice:
– al siguiente año de 1812 fue el tránsito del Ejército Francés por esta villa, la que sufrió un saqueo horroroso, como es público, la casa que en aquella época habitaba, fue robada y en parte incendiada; quemaron la mayor parte de los muebles y otros rotos, las alajitas (sic) que había escondidas en el hueco de la chimenea, igualmente robadas»…
Sabido es que el Mariscal y su Estado Mayor se instalaron en la casa de Jaspe, actual Ayuntamiento por ser su trazo y escalera del gusto y estilo francés (rococó).
Hasta entonces hubo partidas aisladas de franceses que fueron repelidas por nuestros paisanos, pero todo un cuerpo de Ejército en huida, era otra cosa.
2) Continúa diciendo el citado testamento:
– el cuerpo, siendo difunto, quiero sea amortajado con una sotana de mi uso y revestido con la vestidura sagrada, como para celebrar, según costumbre, asistiendo a mi entierro la Hermandad del Señor San Pedro de la que soy hermano…
Debo aclarar que la citada Hermandad la formaban todos los clérigos, cualquiera que fuera el grado de la ordenación, y disponía, según tengo entendido, de unos cálices de madera de color dorado que se ponían en las manos del sacerdote difunto y que se iban con él a la tumba, según el interés de la familia.
Las referencias que tengo son de que la cripta principal de Santa. Ma. Magdalena, quedaba por bajo del Altar Mayor, ahora localizada, y en ella recibían sepultura los Curas y otros caballeros de la Orden de Santiago. Esperemos a ver lo que va apareciendo.
Ésta, como las demás, fue clausurada a partir de la Real Cédula de Carlos III en 1776 por la que prohibía el enterramiento en las Iglesias, salvo excepciones, por razones de salubridad y dispone la construcción de cementerios. El de Cehegín lo hizo la Iglesia Parroquial en las proximidades del Cabezo de San Agustín, donde existía una ermita bajo tal advocación.
Aún no hay comentarios en este artículo