«Desde su llegada a nuestra ciudad, en 1970, Pedro Ballester se identificó plenamente con la idiosincrasia, la historia, las tradiciones, las fiestas y el hecho cultural desarrollado alrededor del castillo, el templo y la Sagrada Reliquia. Él mismo, con motivo del homenaje que se le realizó en 2013 por el 50 aniversario de su ordenación sacerdotal, expresó que desde el primer momento de su llegada a Caravaca se sintió cautivado por su historia y por sus profundas raíces», ha expresado el portavoz popular, José Francisco García, quien ha añadido que «pensamos que como bonito colofón a una intensa vida don Pedro podría tener una calle dedicada en la ciudad a la que tanto ha querido y en la que tan feliz ha sido».
Durante los 46 años que lleva viviendo en nuestra ciudad, Ballester se ha convertido en un referente para muchas generaciones de caravaqueños, aunando en su persona varias facetas: la de su ministerio sacerdotal, la de profesor en el Instituto San Juan de la Cruz y la de escritor y ensayista, profundizando en muchos aspectos relacionados con la Vera Cruz y sus Fiestas de Moros, Cristianos y Caballos del Vino. Ha formado parte de las comisiones de organización de los años jubilares 1981 y 1996. Participó activamente en las gestiones para conseguir que la Santa Sede concediera el Jubileo a perpetuidad cada 7 años, y fue el comisario de los Años Jubilares 2003 y 2010, que fueron dos hitos para la ciudad.
El festejo de la mañana del 2 de mayo siempre ha ejercido sobre él una especial fascinación. Su descripción de Los Caballos del Vino como «festejo insólito y pasional» ha calado en la población, siendo de uso común. Ballester siempre ha destacado los valores de este popular festejo, subrayando su total relación con el ritual de la Bendición del Vino. En ese sentido, siempre ha mostrado un infatigable interés en defender la pureza de las fiestas patronales de Caravaca, del carácter religioso de las mismas, de la autenticidad de los Moros y Cristianos y alertando de la presencia de posibles agentes externos que contaminarían y desvirtuarían las celebraciones.
Toda esta labor la ha canalizado y divulgado en una labor intelectual con muchas publicaciones, libros y artículos en diferentes medios. ‘La Cruz de Caravaca. Historia, rito y tradición’, que ya cuenta con varias ediciones, o ‘Los Caballos del Vino, festejo insólito y pasional’, son sus dos obras más difundidas.
El cariño que hacia Caravaca siempre ha manifestado Pedro Ballester le fue devuelto cuando fue nombrado en el año 1996 Hijo Adoptivo de la Ciudad de Caravaca de la Cruz.
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