Llegan de nuevo a nuestra comarca las II Jornadas de Innovación Educativa con el título ‘Ideas para enseñar’ y de nuevo vuelven a traer un plantel de ponentes de primera línea. Temáticas como la conexión entre inteligencia y emoción, creatividad en las aulas o la implicación de las familias en el ámbito educativo serán las protagonistas de estas jornadas. Desde luego que este éxito de participación es el reflejo de una extraordinaria organización. El trabajo que los centros educativos encargados de este evento están realizando es encomiable y digno de alabar. En los tiempos que corren, es difícil movilizar a tantas personas y más cuando la formación telemática se abre paso con fuerza por su flexibilidad y comodidad para el usuario. Sirvan estas líneas para mostrar mi admiración por su trabajo.
Me gustaría aprovechar para reflexionar acerca de varios aspectos que ocurren en nuestros centros. El primero de ellos al hilo de la inteligencia emocional es la importancia del trabajo con rutinas de pensamiento que la fomenten. Los docentes día a día trabajamos con nuestros alumnos acerca de los contenidos de diferentes materias y evaluamos su adquisición, pero lo cierto, que echo de menos en educar a nuestros niños y niñas a conocerse, saber cómo se sienten, a controlar sus emociones, a ser asertivos y empáticos con el resto de compañeros. En muchas ocasiones el éxito de que un grupo ‘funcione’ académicamente está en las relaciones interpersonales que tienen entre ellos. Por eso es fundamental observarlos en áreas como Educación Física, donde a través del juego los niños se manifiestan tal y como son, o cómo interaccionan en los recreos. Dinámicas como los sociogramas son de gran valor a principio de curso para conocer estos aspectos para luego poder establecer con éxito el trabajo cooperativo en el aula.
Un segundo aspecto a resaltar, iría en la línea de la ponencia de César Bona titulada ‘Las escuelas que están cambiando el mundo’. Cada vez son más los centros que han entendido que trabajar un contenido en un contexto descontextualizado para el alumno a través de un aprendizaje memorístico da como resultado un aprendizaje puntual y caduco. De nada sirve si ese aprendizaje no es significativo para nuestros alumnos, se aborde desde un contexto interesante y cercano a ellos, lo ‘emocione’ y pueda usarlo en su vida diaria. En definitiva, que le sea útil y motivante. Y para ello no solo vale con el fondo sino la forma es importante y por ello huimos, cada vez más, del aprendizaje repetitivo y de su valoración a través de los míticos ‘exámenes’ a final de unidad. Hay otra manera de presentar esos contenidos como por ejemplo realizando portafolios, cómics, obras de teatros, o anuncios televisivos entre una infinidad de propuestas.
Por último, también debemos dotarlos de mayor responsabilidad en las aulas usando técnicas como la ‘coevaluación’ o la cada vez más usada ‘clase al revés’ (flipped Classroom), donde se transforma el concepto de ‘deberes’ tal y como los conocemos. Son los alumnos los que estudian los contenidos en casa para luego en clase poder trabajar directamente sobre ellos y resolver las dudas surgidas, con ello la ‘clase magistral’ da paso a un mayor protagonismo del alumno sobre su aprendizaje.
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